martes, 25 de abril de 2023

¡¡Tanta generosidad!!

GENEROSIDAD DE FAMILIA

¡Cómo callar a tanta generosidad! ¡Tantas muestras de afecto! ¡Tanta solidaridad en medio de la desgracia y el dolor! Tantos esfuerzos físicos y espirituales, tantas manos generosas, almas generosas, espíritus sacrificados y generosos , oraciones durante todo el tiempo de distintos lugares y Santuarios, tantas muestras que son las caricias de María en el corazón de hombres y mujeres, unidos por valores de amor, entrega y compromiso, y  llenos de dolor y sentimiento solidario….

               No es casualidad, a los ojos el Señor, que estas pruebas duras, también midan en nosotros nuestras capacidades de asombro, nuestra necesidad de amar, pues es en esta hora cuando debemos estar allí, no solamente en la presencia física, en el trabajo arduo, en los detalles importantes e inevitables que asumir. Más allá de esas rutinas propias del  vivir  en medio de estas situaciones, está el corazón, nuestro corazón, el mismo corazón de María, que nos conmueve, que nos emociona, que nos regala fuerza pues queremos hacer todo lo posible por que lo inevitable y consumado  no sea motivo de sufrimiento, porque lo que ya vivimos, no logre horadar el alma de las personas buenas que nos rodean  golpeadas por este infortunio y a las cuales hemos aprendido a amar de mejor forma en estos días, recibiendo esos lazos profundos de hermandad, propia de un mismo origen, nuestra Alianza, al permitirnos ser hermanos del dolor, acudiendo al regazo y calor de los brazos de María.

               No podríamos detallar personas, tareas o situaciones, pero hubo amor, oración, solidaridad, comprensión, abundante generosidad, acompañamiento de laicos. sacerdote, Rama de Señoras,  abrazos de todos y para todos,  contención de lágrimas, palabras de aliento, grandes muestras de caricias de respeto, aprecio  y comprensión a nuestra hermana de Alianza Ginnette y su amada familia. Estuvo allí presente toda el ”Alma del Santuario”, como en tantas otras oportunidades en que nos han golpeado las desgracias o partidas,  pero hoy más que nunca, en lo que nunca estuvimos preparados, hemos sentido una sincera y efectiva acogida, estuvimos todo el tiempo al lado de la Madre María, al lado del Santo Lugar de Gracias que hoy abrió definitivamente sus  puertas, como un signo de amor y de apertura, convocados todos, creyentes o no,  bajo ese mismo  cielo  hermoso que cubre con sus astros la noche  de ese edén, en que tantas veces  nos hemos sentido atraídos por esa paz que  nos regala en medio de lo que significa ese pequeño lugar, que siendo tan pequeño y tan grandioso a la vez, está impregnado de oraciones y entregas, y lo es todo en grandeza y  cariño y que seguramente despertará a mucha almas dormidas que estuvieron allí y buscarán desde hoy ese camino de Gracia en algún lugar donde se encuentren.

               Hoy nos hemos llenado de esas manos suaves de caricias que estuvieron trabajando afanadas allí, en cada instante, como si María misma nos impulsara a regalar la dulzura de sus afectos maternales, entregados con tanto desinterés a sus hijos y proyectados a través  de nuestras actitudes, en estos momentos que son el inicio de una cruzada permanente de amor  y compromiso, por las circunstancia que vivimos, y que nos obligan a permanecer despiertos en oración, en apoyo, con un trabajo espiritual permanente, en el auxilio y preocupación,  que produce ansiedad,  pero nos regala satisfacción y nos colma de ese tan necesario bálsamo de amor y paz.  

               Hoy es un nuevo comenzar, una nueva oportunidad de vivir, de amar y de servir, y aunque las tristezas continuarán consumiendo el alma, y el duelo se prolongará  por largo tiempo,  por que debemos asumir en la razón y el corazón lo que hemos compartido juntos tan directamente en estos días,  nos queda el consuelo de esa larga senda que debemos  recorrer, ese largo camino que se extiende  hacia nuestro frente, y no hay otra referencia puntual y objetiva que no sea la de avanzar, porque la vida sigue, la ilusión sigue, todo sigue, aunque algunos  tengan que quedar en el camino, nada impide que nuestras esperanzas continúen  para seguir sirviendo amando y compartiendo no solo las tristezas de hoy sino también las alegrías del mañana,  porque desde hoy construimos un nuevo pacto  de presente y de futuro con lo que se avecina en el tiempo de la vida,  alcanzar  unidos,  hermanados y sintiéndonos uno, en esos años que ya han comenzado a transcurrir  junto a estos primeros  días y que nos llevarán, Dios mediante,  a esos  esperados y futuros "Cincuenta años", en el que quizás  algunos de nosotros ya no estemos, otros se habrán marchado,  otros que comienzas  son la semilla de la esperanza, pero la vida del Santuario sigue, y  María en la eternidad sigue, y aunque cambien los rostros, las sonrisas, las personas, las soberbias y las vanidades y los cabellos se llenen de canas y  sean en el mañana las memorias olvidadas, hoy estuvimos despiertos,  en vela,  en la larga noche del dolor, en la larga espera de la dura despedida, pero estuvimos amándonos, sirviendo, cantando, rezando, barriendo, poniendo flores, ornamentando el Altar para el más crucial y significativo sacrificio de nuestra fe,   y no hubo nadie, ¡¡pero nadie!! que se haya quedado de brazos cruzados e indiferente a lo nos tocó vivir,   y compartir, porque los eslabones se unieron en el silencio y la distancia, en la presencia o en la ausencia y fueron todos nuestros pensamientos de alabanzas, de  misericordia, de respeto y de solicitud amorosa a Dios, para recibir el regalo de esa tan necesaria paz que nos ofrece en cada Santa Eucaristía y que hoy más que nunca,  hemos necesitado compartir.

               Que nuestra hermandad se afiance, que nuestra hermana Ginnette, sumida en el dolor y la angustia, se levante airosa por el amor a sus hijos y acompañada con el amor de todos nosotros junto al amor inconmensurable de María, que se cobijó  también doblada y temerosa, llena de dolor a los pies de la cruz,  junto al amado y joven discípulo: "Allí tienes a tu Madre".   

               Podremos descansar en su rezago, pues en estas horas, no hay nada que pueda calmar una profunda herida y pena que no tiene consuelo   y sólo   podemos sostener en medio de la oración ofrecida y rezada con humildad, doblegados a la voluntad del Padre,  para que la Madre "Tres veces Admirable" nos  permita soportar con su propio ejemplo y fortaleza nuestra humana debilidad.

               Gracias por haber dado tanto, sin tener mucho; colmar los canastos  de la multiplicación de los panes del amor y la fraternidad, que son la esencia que nunca debemos olvidar;  una familia que reza y actúa unida, permanece unida, y que a los ojos del Padre Dios y de María de verdad se aman, y se prueban en el temple, con serenidad, en  ese espíritu de estar allí con el que sufre, porque el  que sufre,  estará en ese limbo, antes de volver de esa angustiante soledad mientras nosotros estamos con las manos extendidas para apoyarla, recibirla y amarla, para acompañarla en este mar de lágrimas y dolores, que sabemos  podrá con nuestra probada generosidad, alguna mejor tarde superar.

               A nuestro hermano Madrugador, (“una vez Madrugador, siempre Madrugador”) el recordado e inolvidable hombre de la sonrisa,  Jorge Olivero (Q.E.P.D.) que ya había comprometido su asistencia para nuestro encuentro en el Santuario de María, lo recibiremos en alma y espíritu, siempre estuvo con nosotros, y desde hoy se presentará en cada Madrugada con nuestro hermanos en la “Madrugada del Schoenstatt Eterno”, y que nos regalan sus oraciones desde ese santo lugar: Julio Alfaro, Polo Pirce, José Merino, Mauricio Aguilera, Eduardo Catalán, Emiliano y Diego que reciben jubilosos el alma de Jorge con su siempre generosa sonrisa.

               A su amada esposa Ginnete e hijos, no dejarán de estar presente en nuestros encuentros y en todas las almas de las personas que los aman en nuestra vida del Santuario, seremos fieles protectores de su integridad y estaremos allí a su lado, para lo que necesite, en especial nuestra compañía espiritual y las oraciones que llegarán cada día al cielo, por su paz y su tranquilidad.

               A veces los cielos se oscurecen con negras nubes y el presagio de lluvia y tormenta  inquietan nuestras almas y nos llenan de temores. Se desatan esos huracanes en los que siempre recurrimos a María diciendo: “Los tuyos no se hundirán”, y eso es por la convicción,  fuerza y confianza de la fe, pues tras todas tormenta, vendrá siempre la calma, y esa única esperanza está siempre brillando sobre esas nubes oscuras, es el mismo  Dios Padre, que como un sol nos vuelve a entibiar, a recibir, a abrigar y a disipar las dudas y las inquietudes de la falta de fe. Dejemos que caiga la lluvia, que se nos empape el alma de tristezas e incomprensiones, de tantas dudas humanas y legítimas, pero tengamos la certeza que mañana, nuevamente en algún minuto, brillará para todos ese “Sol de Cristo” que tanto pregonamos en el recién pasado Jubileo, y volveremos a lo que todos ansiamos; disfrutar lo que Cristo y el Santuario nos regala: La amada Paz…

“Van pa´mar, pa´mar adentro y son los “Madrugadores”, allá van los “pescadores”, mar adentro a echar la red….

 

 

 ALGUNAS FOTOS DE ESOS MOMENTOS VIVIDOS  EL 23, 24 Y 25 DE ABRIL DEL AÑO 2023

  




















 














                                           Con mucho respeto apreciados amigos y hermanos....

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