GENEROSIDAD DE FAMILIA
¡Cómo callar a tanta generosidad! ¡Tantas muestras de afecto! ¡Tanta
solidaridad en medio de la desgracia y el dolor! Tantos esfuerzos físicos y
espirituales, tantas manos generosas, almas generosas, espíritus sacrificados y
generosos , oraciones durante todo el tiempo de distintos lugares y Santuarios,
tantas muestras que son las caricias de María en el corazón de hombres y
mujeres, unidos por valores de amor, entrega y compromiso, y llenos de dolor y sentimiento solidario….
No es casualidad, a los
ojos el Señor, que estas pruebas duras, también midan en nosotros nuestras
capacidades de asombro, nuestra necesidad de amar, pues es en esta hora cuando
debemos estar allí, no solamente en la presencia física, en el trabajo arduo,
en los detalles importantes e inevitables que asumir. Más allá de esas rutinas
propias del vivir en medio de estas situaciones, está el
corazón, nuestro corazón, el mismo corazón de María, que nos conmueve, que nos
emociona, que nos regala fuerza pues queremos hacer todo lo posible por que lo
inevitable y consumado no sea motivo de
sufrimiento, porque lo que ya vivimos, no logre horadar el alma de las personas
buenas que nos rodean golpeadas por este
infortunio y a las cuales hemos aprendido a amar de mejor forma en estos días,
recibiendo esos lazos profundos de hermandad, propia de un mismo origen,
nuestra Alianza, al permitirnos ser hermanos del dolor, acudiendo al regazo y
calor de los brazos de María.
No podríamos detallar
personas, tareas o situaciones, pero hubo amor, oración, solidaridad,
comprensión, abundante generosidad, acompañamiento de laicos. sacerdote, Rama
de Señoras, abrazos de todos y para
todos, contención de lágrimas, palabras
de aliento, grandes muestras de caricias de respeto, aprecio y comprensión a nuestra hermana de Alianza Ginnette
y su amada familia. Estuvo allí presente toda el ”Alma del Santuario”,
como en tantas otras oportunidades en que nos han golpeado las desgracias o
partidas, pero hoy más que nunca, en lo
que nunca estuvimos preparados, hemos sentido una sincera y efectiva acogida,
estuvimos todo el tiempo al lado de la Madre María, al lado del Santo Lugar de
Gracias que hoy abrió definitivamente sus
puertas, como un signo de amor y de apertura, convocados todos,
creyentes o no, bajo ese mismo cielo
hermoso que cubre con sus astros la noche de ese edén, en que tantas veces nos hemos sentido atraídos por esa paz
que nos regala en medio de lo que
significa ese pequeño lugar, que siendo tan pequeño y tan grandioso a la vez, está
impregnado de oraciones y entregas, y lo es todo en grandeza y cariño y que seguramente despertará a mucha
almas dormidas que estuvieron allí y buscarán desde hoy ese camino de Gracia en
algún lugar donde se encuentren.
Hoy nos hemos llenado
de esas manos suaves de caricias que estuvieron trabajando afanadas allí, en
cada instante, como si María misma nos impulsara a regalar la dulzura de sus
afectos maternales, entregados con tanto desinterés a sus hijos y proyectados a
través de nuestras actitudes, en estos
momentos que son el inicio de una cruzada permanente de amor y compromiso, por las circunstancia que
vivimos, y que nos obligan a permanecer despiertos en oración, en apoyo, con un
trabajo espiritual permanente, en el auxilio y preocupación, que produce ansiedad, pero nos regala satisfacción y nos colma de
ese tan necesario bálsamo de amor y paz.
Hoy es un nuevo
comenzar, una nueva oportunidad de vivir, de amar y de servir, y aunque las
tristezas continuarán consumiendo el alma, y el duelo se prolongará por largo tiempo, por que debemos asumir en la razón y el
corazón lo que hemos compartido juntos tan directamente en estos días, nos queda el consuelo de esa larga senda que
debemos recorrer, ese largo camino que
se extiende hacia nuestro frente, y no
hay otra referencia puntual y objetiva que no sea la de avanzar, porque la vida
sigue, la ilusión sigue, todo sigue, aunque algunos tengan que quedar en el camino, nada impide
que nuestras esperanzas continúen para
seguir sirviendo amando y compartiendo no solo las tristezas de hoy sino
también las alegrías del mañana, porque
desde hoy construimos un nuevo pacto de presente
y de futuro con lo que se avecina en el tiempo de la vida, alcanzar
unidos, hermanados y sintiéndonos
uno, en esos años que ya han comenzado a transcurrir junto a estos primeros días y que nos llevarán, Dios mediante, a esos
esperados y futuros "Cincuenta años", en el que quizás algunos de nosotros ya no estemos, otros se
habrán marchado, otros que
comienzas son la semilla de la
esperanza, pero la vida del Santuario sigue, y
María en la eternidad sigue, y aunque cambien los rostros, las sonrisas,
las personas, las soberbias y las vanidades y los cabellos se llenen de canas
y sean en el mañana las memorias
olvidadas, hoy estuvimos despiertos, en
vela, en la larga noche del dolor, en la
larga espera de la dura despedida, pero estuvimos amándonos, sirviendo,
cantando, rezando, barriendo, poniendo flores, ornamentando el Altar para el
más crucial y significativo sacrificio de nuestra fe, y no
hubo nadie, ¡¡pero nadie!! que se haya quedado de brazos cruzados e indiferente
a lo nos tocó vivir, y compartir, porque
los eslabones se unieron en el silencio y la distancia, en la presencia o en la
ausencia y fueron todos nuestros pensamientos de alabanzas, de misericordia, de respeto y de solicitud
amorosa a Dios, para recibir el regalo de esa tan necesaria paz que nos ofrece
en cada Santa Eucaristía y que hoy más que nunca, hemos necesitado compartir.
Que nuestra hermandad se
afiance, que nuestra hermana Ginnette, sumida en el dolor y la angustia, se
levante airosa por el amor a sus hijos y acompañada con el amor de todos
nosotros junto al amor inconmensurable de María, que se cobijó también doblada y temerosa, llena de dolor a
los pies de la cruz, junto al amado y
joven discípulo: "Allí tienes a tu Madre".
Podremos descansar en
su rezago, pues en estas horas, no hay nada que pueda calmar una profunda herida
y pena que no tiene consuelo y
sólo podemos sostener en medio de la
oración ofrecida y rezada con humildad, doblegados a la voluntad del
Padre, para que la Madre "Tres
veces Admirable" nos permita
soportar con su propio ejemplo y fortaleza nuestra humana debilidad.
Gracias por haber dado
tanto, sin tener mucho; colmar los canastos
de la multiplicación de los panes del amor y la fraternidad, que son la
esencia que nunca debemos olvidar; una
familia que reza y actúa unida, permanece unida, y que a los ojos del Padre
Dios y de María de verdad se aman, y se prueban en el temple, con serenidad,
en ese espíritu de estar allí con el que
sufre, porque el que sufre, estará en ese limbo, antes de volver de esa
angustiante soledad mientras nosotros estamos con las manos extendidas para
apoyarla, recibirla y amarla, para acompañarla en este mar de lágrimas y
dolores, que sabemos podrá con nuestra
probada generosidad, alguna mejor tarde superar.
A nuestro hermano
Madrugador, (“una vez Madrugador, siempre Madrugador”) el recordado e inolvidable
hombre de la sonrisa, Jorge Olivero
(Q.E.P.D.) que ya había comprometido su asistencia para nuestro encuentro en el
Santuario de María, lo recibiremos en alma y espíritu, siempre estuvo con
nosotros, y desde hoy se presentará en cada Madrugada con nuestro hermanos en
la “Madrugada del Schoenstatt Eterno”, y que nos regalan sus oraciones desde
ese santo lugar: Julio Alfaro, Polo Pirce, José Merino, Mauricio
Aguilera, Eduardo Catalán, Emiliano y Diego que reciben jubilosos el
alma de Jorge con su siempre generosa sonrisa.
A su amada esposa Ginnete
e hijos, no dejarán de estar presente en nuestros encuentros y en todas las
almas de las personas que los aman en nuestra vida del Santuario, seremos
fieles protectores de su integridad y estaremos allí a su lado, para lo que
necesite, en especial nuestra compañía espiritual y las oraciones que llegarán
cada día al cielo, por su paz y su tranquilidad.
A veces los cielos se
oscurecen con negras nubes y el presagio de lluvia y tormenta inquietan nuestras almas y nos llenan de
temores. Se desatan esos huracanes en los que siempre recurrimos a María
diciendo: “Los tuyos no se hundirán”, y eso es por la convicción,
fuerza y confianza de la fe, pues tras todas
tormenta, vendrá siempre la calma, y esa única esperanza está siempre brillando
sobre esas nubes oscuras, es el mismo Dios Padre, que como un sol nos vuelve a
entibiar, a recibir, a abrigar y a disipar las dudas y las inquietudes de la
falta de fe. Dejemos que caiga la lluvia, que se nos empape el alma de tristezas
e incomprensiones, de tantas dudas humanas y legítimas, pero tengamos la certeza
que mañana, nuevamente en algún minuto, brillará para todos ese “Sol de Cristo”
que tanto pregonamos en el recién pasado Jubileo, y volveremos a lo que todos
ansiamos; disfrutar lo que Cristo y el Santuario nos regala: La amada Paz…
“Van pa´mar, pa´mar
adentro y son los “Madrugadores”, allá van los “pescadores”, mar adentro a
echar la red….
ALGUNAS FOTOS DE ESOS MOMENTOS VIVIDOS EL 23, 24 Y 25 DE ABRIL DEL AÑO 2023
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