sábado, 17 de julio de 2021

PRIMERA MADRUGADA EN PANDEMIA

Para quienes hemos vivido  casi un año y medio sin concurrir al Santuario, producto de la Pandemia que vivimos,  y participar de nuestros tradicionales encuentros  quincenales en  forma virtual,  debemos  decir que hoy, Sábado 17 de Julio de 2021,  sin duda marca un hito  muy importante para nuestro grupo de Madrugadores, al haber asistido en reducido número y con todo los protocolos exigidos por la ley, y más que ello por la misma responsable preocupación de quienes han liderado este grupo en todo este último tiempo Pedro Osses y Carlos Flores, quienes  se encargaron de todo lo que significó la adecuación del lugar,   resulta gratificante para el espíritu haber participado  después de tanto tiempo, en este encuentro, que si bien nos llevó con un poco de temor,  sin duda fue un  buen momento de encuentro con el Señor y su Santísima Madre Maria.

Salir de casa temprano, con esa sensación de nerviosismo a la cual ya nos hemos acostumbrado,  por el encierro permanente de las familias,  más el clima bastante frío de este invierno de Antofagasta, no muy común, que nos obliga a andar más abrigados que  de lo acostumbrado, fue también un impacto pues hace tanto tiempo que no salíamos  a esa hora desde la tibieza del hogar, enfrentando la "madrugada"  que todo  fue, desde el despertar , salir y participar, un completo ofrecimiento a nuestra Madre María....Los Ave Marías, y los Padrenuestros, fluían de nuestros labios en forma tan natural, y hasta lográbamos oir en el silencio de la mañana nuestra propia voz, que ya casi se había apagado en el olvido, con  la inercia involuntaria de mantenerse tanto tiempo en silencio.

La Pandemia  en casa nos ha hecho cambiar de costumbres,  medir riesgos para toda ocasión y no dejar de preocuparnos en el autocuidado; y en lo que  respecta a la oración, también  debo decir que en este tiempo  largo de espera  y esperanzas de volver a la normalidad, se ha incrementado y aumentado progresivamente nuestros actos de piedad, los que son casi diarios y ya sólo nos interesa vivir el día a día en silencio, entregados a la voluntad de Dios, y velando por la  seguridad de nuestras familias y siempre con la clara ilusiòn que este tiempo alguna será solo un recuerdo.

En el aspecto emocional, mucha emoción y nostalgia en el corazón. Midiendo en cada paso y en cada centímetro de nuestra llegada al Santuario, toda nuestra historia de fe, impactados también por los que no lograron superar este tiempo y debieron partir mal encuentro con el Señor, en especial nuestro amigo José Merino y todos aquellos a quienes recordamos en nuestras oraciones de difuntos.

Fue un grato agradable y  de recuerdos personales y colectivos, pero lo más importante es que   aún estamos vivos para seguir caminando en esta senda de la vida, para  continuar hasta cuando Dios decida de nuestro destino.

En la reseña final solo gradecer a quienes participaron, y  a los que nos acompañaron en casa,  valiosa su presencia puesto que solo se permitían seis personas en el Santuario.

Dejo esas fotos de testimonio, decir que  contamos en esta oportunidad con la participacíón de un sacerdote del Colegio Don Bosco,  que nos presidió la celebración de la Santa Eucaristía gracias a la  la gestiòn de Luis Núñez que también permitió la grata presencia en el ministerio del canto, a Alex y su hijo,  quienes siempre están  con ese deseo de servir y de orar  desde muy temprano, y que han demostrado con su propia vida los mejores testimonios del seguimiento de Cristo. 

Solamente me resta dejar las fotos para la historia por si alguna vez puedan servir  para la crónica del incierto futuro.