domingo, 15 de marzo de 2020

Madrugada con Padre Rovegno


Comparto este articulo del Padre Humberto Rovegno publicado en la Revista VINCULO. Revista Vínculo 5 de marzo a las 13:26 · Editorial Revista Vínculo Nº 338 - Marzo 2020 P. Juan Pablo Rovegno “El tiempo nos urge” “El momento que vive Chile es muy apremiante, seguramente enviado por la Providencia para que nos encontremos a fondo con el Padre y con el 31 de Mayo. El hombre es flojo y no se esfuerza si los acontecimientos no lo urgen. Siempre hemos estado felices con el Padre, con la misión del 31 de Mayo, pero tal vez hasta ahora no hemos profundizado bien el mensaje del Padre, el contenido del 31 de Mayo, porque no habíamos sentido aún la urgencia de hacerlo. Hasta ahora habíamos estado sacando de ese tesoro lo que necesitábamos para resolver nuestros pequeños problemas personales. Me refiero a ese tesoro que es Schoenstatt, a todo el tesoro que significa el mundo del Padre y del 31 de Mayo, de él habíamos sacado muy poco. Por eso creo que Dios y la Providencia Divina pensaron en gran parte en nosotros cuando permitieron que en Chile sobrevinieran grandes cambios políticos, fue para obligarnos así a tomar en serio el 31 de Mayo, el mensaje del Padre. Dios ha permitido que muchos sientan que el agua les está llegando al cuello para que se vean obligados a buscar una solución real a problemas que ya no pueden seguir simulándose”. Estas palabras del P. Hernán Alessandri, en el contexto de la Jornada Social de Montahue del año 1971, bien podrían aplicarse como introducción al tiempo que vivimos como país. Pareciera que la Providencia está poniendo a prueba el carisma: su realización, su confrontación, su revisión, su profundización, su renovación, su proyección. El año pasado la celebración de los 70 años del III hito de la Familia, nos permitió ahondar la crisis que vivimos como iglesia y como Familia, a la luz de nuestra misión. Confrontamos el ejercicio de nuestra autoridad, el valor de las causas segundas, la forma como empatizamos con la realidad, el desafío de una forma de relación y ser Familia más colaborativa, corresponsable y complementable. Nuevamente los vínculos estaban en el centro, de allí el objetivo de la JND 2019: “Renovar nuestra cruzada por el organismo de las vinculaciones, a través de un proceso de sanación de los vínculos heridos, iluminando el sano ejercicio de la autoridad, el valor de las causas segundas y la sana vivencia de los vínculos”. Si tomamos las palabras del P. Hernán y el contexto país, percibimos una apremiante oportunidad de mirar la realidad a la luz de nuestra misión y cruzada por los vínculos. Ahora se trata de los vínculos sociales. Nuestra sociedad experimenta heridas en su red vincular, lo que se ha expresado en una fuerte fragmentación del país. Somos una sociedad fracturada social, política, económica y culturalmente. El 18 de octubre de 2019 comenzó un proceso que con sus luces y sombras nos está confrontando como país: puso en el tapete realidades y necesidades invisibilizadas, muchas veces ignoradas, de hermanas y hermanos nuestros. Nos mostró que el desarrollo, que las nuevas oportunidades, que la promoción social y humana, no estaban respondiendo a la realidad de muchos. Si bien el modelo económico ha permitido un crecimiento real y objetivo, nos enfrentamos frente a los vacíos del modelo. Vacíos que han dejado un gran espacio a la frustración, a la marginalidad y a la desigualdad, y también al oportunismo en colusiones, corrupción y desconexión con la realidad. Vacíos que han sido el germen para la irrupción de la violencia, la delincuencia, las redes del narco y la anarquía, quienes han ocupado el espacio que ni el estado ni sus autoridades, ni el mercado ni sus oportunidades, han sido capaces de ofrecer en las periferias de nuestra sociedad. Por otro lado, la crisis transversal de la autoridad (con una iglesia con muy poca credibilidad), nos ha dejado huérfanos de sentido y de conducción oportuna, unificadora y eficaz. Hemos tenido que lamentar casos de violencia institucional, un orden público no reestablecido, así como el sin sentido de una violencia irracional que destruye todo a su paso. Somos testigos de un gran desafío social, al que se ha unido un proceso y desafío constituyente, que exigirán de todos responsabilidad, participación y apertura. Lamentablemente el fantasma de la polarización, tan propio de nuestra sociedad chilena, opera como un freno al necesario discernimiento al que estamos llamados. El desafío que tenemos como schoenstattianos es discernir críticamente y desde nuestra misión, el proceso país. Ojalá que surjan muchas iniciativas en este sentido. Las reflexiones de la jornada de Montahue de 1971 son de gran ayuda, porque no se trata de elegir entre un modelo u otro, entre una posición u otra, sino de analizar si el modelo, las propuestas, los procesos, responden a una mirada orgánica de la vida, si son integradoras de nuestros vínculos personales, comunitarios, sociales, locales, ambientales y culturales. Si responden a la visión de Dios sobre el hombre y la comunidad. Si la sociedad que hemos construido y queremos construir es realmente integradora, personalizante y humanizadora. Si responden a la mirada social del Pk, quien nos invita a hacer del “solidarismo” nuestra bandera de transformación social. Para eso habrá que confrontar nuestra forma de relacionarnos con la realidad y las respuestas que hemos dado a la sociedad, porque no podemos olvidar que Schoenstatt no nació ni se desarrolló como un Movimiento de piedad y santificación personal, ni menos como un grupo de apoyo y amistad, surgió y se desarrolló para colaborar en la instauración de un Nuevo Orden Social. Ante tamaño desafío resulta esperanzador que, junto al discernimiento, el diálogo y las decisiones, haya surgido con fuerza y desde nuestras bases la corriente de coronación. No sólo para devolverle a la Mater en su Santuario de la Misión, la corona robada, sino como expresión de la fidelidad a nuestra historia y la forma como Dios nos ha conducido: ante los grandes desafíos, contando con nuestra colaboración y debilidad, Ella se manifestará.