domingo, 17 de abril de 2011

HERMANO MARIO CAPUCHINO

Gotas de Paz – 438 - 439

Asunción, 15 de abril de 2011

Querido hermano, querida hermana Cinco años (hoy 8 años) atrás yo había propuesto algo diferente para la Semana Santa, y tuve muy lindos testimonios. Así decidí en este año, proponer de nuevo, con algunos arreglos, la misma experiencia. Con el Domingo de Ramos iniciamos la Semana Santa. Son los momentos centrales de nuestra fe cristiana. Es la fuente principal de todo lo que significa nuestra espiritualidad, pero infelizmente a veces la vivimos muy ligeramente. ¡Que pena! Muchas cosas podrían ser diferentes en nuestra propia vida y a nuestro alrededor, si no tomásemos estos hechos como cosas del pasado, más al contrario, si consiguiéramos revivirlo a nuestra realidad como si fueran hoy. Por eso me tomo la libertad de proponerte Gotas de Paz con una forma especial para esta Semana Santa. Si puedes, seria lindo vivir estos días como un retiro, mismo que estés en tu trabajo, o con otras cosas. Mi invitación es que te dispongas interiormente a vivir una semana diferente. Propongo una pequeña reflexión para cada día (y que solo deben ser leídas en ese día, no antes ni después). Sugiero que encuentres un Crucifijo que deberá acompañarte toda la semana. Seria lindo hacer al menos dos momentos de oración, por la mañana delante del crucifijo leer el texto, y buscar durante todo el día, en el trabajo, en el autobús, en la calle tener siempre presenta la idea central del día. A la noche si es posible, lo ideal seria participar de una misa y allí en tu silencio entregar a Dios todo lo que cosechaste durante el día. Si no es posible ir a la misa, podría ser un nuevo encuentro con tu crucifijo, y delante de El abrir tu corazón y dejar que El te sondee. Y concluir con un propósito, que seria lindo escribirlo, y una oración espontánea o alguna de las conocidas. Si estas dispuesto, ¡coraje! Yo estaré rezando por ti, para que Dios haga maravillas en tu vida y te haga vivir una “santa” semana. También tú podrás rezar una Padre nuestro y una Ave-Maria por todos los otros que también estarán en “retiro”. Que Dios te bendiga.


Domingo de Ramos – 17 de abril.

“Bendito el que viene en el nombre del Señor.” Mt 21, 1-11

En este domingo celebramos la entrada “triunfal” de Jesús a Jerusalén. El, sabía del peligro que corría por estar allí. Pero, vino. Debía llevar hasta el fin su misión. El pueblo lo aclama con alegría y vivacidad. Pero Jesús no se ilusiona, no es un populista. Sabe que la masa que un día aplaude, en el otro apedrea. Sabe que su reino no es hecho de muchedumbres, pero de cada persona que experimentando la radicalidad de su amor, se siente movida desde lo mas profundo del corazón a hacer lo mismo. Jesús sabe que en Jerusalén le espera la traición, mucho dolor, muchas críticas... pero por su amor está dispuesto. Así también hoy Jesús quiere entrar en tu vida, y espera escuchar, al menos hoy, que digas “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El también sabe que es un riesgo entrar en nosotros. El sabe de nuestras inconsistencias, de nuestras debilidades, de nuestros pecados. Pero está dispuesto a cargar nuestros dolores en su cruz y a morir de nuevo para transformarnos. Y yo: ¿Estoy abierto a Jesús? ¿Estoy dispuesto a acogerlo sin máscaras y a mostrarle todos los recintos de mi ser? ¿Es él, verdaderamente bienvenido? Te propongo para este primer día de la semana santa un acto de fe, que podrás repetirlo durante toda la jornada: “Jesús, mi salvador y redentor, en tu pasión yo puedo renacer.”


Lunes Santo – 18 de abril

“Ungió con él los pies del Señor y los seco con sus cabellos. Y la casa se llenó con el olor del perfume.” Jn 12, 1-11

Como es lindo este texto. Que sensibilidad y que entrega la de Maria. El perfume era carísimo, Judas protesta (el valor era suficiente para pagar el salario de un jornalero por 300 días). Pero no importa, el amor y la gratitud de Maria es mucho mayor. Ayer recibiste a Jesús en tu casa. Pero hoy que harás con él. Donde está tu perfume precioso para lavar sus pies. Estas dispuesto a entregar al Señor alguna cosa muy importante para ti. ¡Tienes fe suficiente para dar alguna cosa que te cueste! Decía Madre Teresa de Calcuta: “Amar es dar hasta que duela.” No una cosa que te sobra, pero algo lindo. Jesús esta dispuesto a darte su vida. Lo lindo es que “la casa se llenó con el olor del perfume”. No solo Jesús se quedó oloroso, pero toda la casa de Maria. Haga la prueba. Jesús está contigo. Permita que él te indique de que cosa podrás deshacerte. Y si tienes coraje entrégalo en la misa, o a una institución de caridad, pero que nadie sepa. ¡Nadie! Que sea un secreto solo tuyo y de Jesús. Que nadie te agradezca, para que solo Dios pueda hacerlo. Non te olvides “Donde está tu corazón, ahí está tu tesoro.” Repita durante este día, cuantas veces puedas esta frase de un santo capuchino (San Félix de Cantalicio) “Jesús, Jesús, Jesús, toma mi corazón y no me lo devuelvas.”


Martes Santo - 19 de abril

“En verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar.” “En verdad te digo: antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces.” (Jn 13, 21- 38)

El evangelio de hoy nos presenta una doble traición hecha a Jesús por sus amigos mas allegados. Uno por dinero y otro por miedo. Los motivos son siempre diversos, mas la traición es concreta. Seguramente todos nosotros ya tuvimos la experiencia de la traición, es muy común en nuestro medio, aun más cuando los valores están en crisis. Pero no son de las traiciones que otros nos hicieron, y que debemos perdonar si queremos vivir profundamente la pascua, que quiero hablarte hoy. Deseo hablarte de las veces que tú fuiste el traidor. Quiero que pienses con serenidad y reconozcas todas las traiciones que hiciste: a Dios, a la Iglesia, a tu familia (padres, esposa/o, hijos, primos, suegros,...) a tus amigos, a tus compañeros, a ti mismo... estas son las cosas que llamamos pecados. Si te es posible anote todos estos pecados y busque un sacerdote y te confieses. Jesús ya sabe, es cierto, pero si tú tienes el coraje de asumir delante de la Iglesia, él vendrá a defenderte y a curarte. Viva todo este día como si fuera un gran acto penitencial. Pida que el Señor te ilumine para que puedas reconocer todas tus falencias. Jesús quiere lavarte. Repita durante todo el día: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mi.” Y si a la noche, después de esta reflexión, dijeras “Padre, cuanta cosa descubrí, cuantas traiciones, yo ya no soy digno de ser llamado tu hijo...” Tenga la certeza que el Padre eterno vendrá corriendo, te abrazará , te cubrirá de besos y hará una fiesta para ti.


Miércoles santo - 20 de abril

“Mi hora se acerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.” (Mt 26, 14-25)

Que gracia Jesús te da. Escogió tu casa para celebrar su pascua con sus discípulos. Esta pascua, esta cena, esta primera misa de la historia... podemos llamar con tantos nombres, es muy importante, pues debe marcar la vida de cada uno de los presentes, pues el alimento es la propia carne de Jesús, y la bebida su propia sangre. Pero, ¿por que en tu casa? Seguramente es porque el te esta acompañando y vio lo que hiciste ayer, y también antes de ayer. Buscar la reconciliación, el perdón de los pecados, es limpiar nuestra casa. Hacer obras de caridad es adornar nuestra casa. Una amistad no puede quedarse sin una comida. Jesús hoy quiere sentarse a la mesa contigo. Jesús quiere alimentarte y hablarte con aquellas palabras que ningún otro te podrá decir. Seria muy lindo si hoy durante el día pudieras escribir unas palabras para poder decirle a Jesús, en la misa después de la comunión, cuando el esta de un modo muy especial en tu ser (“en tu casa”). Por mas que nos preparemos, la gracia de su presencia siempre nos ultrapasa. Por eso prepárate hoy, mas que nunca para recibirlo diciendo: “Señor yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.” No te olvides que Jesús nos dice: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mi nunca tendrá hambre, el que cree en mi nunca tendrá sed.”


Jueves santo – 21 de abril

“y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.” “se levantó mientras cenaba... y se puso a lavarles los pies a sus discípulos...” (Jn 13, 1-15)

Hoy, jueves santo, la Iglesia celebra la institución del sacerdocio y de la eucaristía. Ciertamente todos nosotros reconocemos la importancia de estos dos sacramentos. Y nunca es mucho agradecer a Dios por estos dones. Jesús sabía lo que le iba suceder, pero sabía también que su muerte no seria el fin de esta naciente comunidad, y necesitaba dejar las bases para lo que vendría después. La eucaristía y la pasión son los dos lados de la misma moneda, del misterio de Jesús redentor. A través de la eucaristía nosotros participamos del único sacrificio. Pero Jesús nos dijo: “Hagan esto en memoria mía.” Y éstas palabras no son solamente una invitación a repetir el Rito, pero mucho mas, son un desafío a dar también la sangre por los hermanos. Más concreto Jesús no podría haber sido, cuando terminaba la cena tomó una palangana y empezó a lavar los pies de cada uno de sus discípulos. Seguramente algunos de ellos pensaron que Jesús (hombre-Dios) estaba loco. Quien se podría imaginar que Dios podría llegar a hacer esto: lavar nuestros pies. Pero si entramos en la lógica del amor entendemos que para uno que estaba dispuesto a dar la propia vida, lavar los pies era hasta fácil, era una placer. Dios es amor, y solo quien ama de verdad puede entender la razones de Dios (nos dice san Juan). Querido hermano la eucaristía (misa) no puede quedarse en una practica ritual, debe transformarse en acción concreta para con los hermanos. Te propongo hoy meditar sobre este gesto de Jesús. Más aun, de dejar que el Señor del Cielo y de la Tierra lave hoy tus pies, como un signo de cuanto te estima y te ama Dios. Y así sintiendo puedas imitarlo en su gesto. Pregúntate hoy cuales son las señales concretas del amor de Dios en tu vida. Pregúntale también como puedes hacer lo mismo en tu vida. Diga hoy durante todo el día: “Jesús que me has amado hasta el extremo, ¿qué quieres que yo haga?”


Viernes Santo – 22 de abril

“...uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua.” “Contemplaran al que traspasaron.” (Jn 18-19).

Aquel viernes sin dudas fue el más trágico de la historia. El propio Hijo de Dios, el amor que se hizo carne, fue torturado, motivo de burlas, escupido, condenado y asesinado. A que punto llegó el odio por el amor. Hasta donde pueden llegar las fuerzas del mal. Pero Dios en su infinita sabiduría supo transformar toda esta tragedia en gracia para nosotros. Dice san Pablo: “En sus heridas nosotros fuimos sanados.” Por su sangre derramada, nosotros fuimos purificados. Seguramente aquel soldado no sabía que al traspasar a Jesús estaría dando a la humanidad una de las imágenes mas lindas del amor: Dios tiene su corazón abierto a nosotros. Y a través de los sacramentos, especialmente el bautismo y la eucaristía, esta agua y esta sangre sigue llegando a todos. Querido hermano (hermana) hoy es día de revivir el misterio de cruz. Haga alguna penitencia, seria y fuerte. Junta tu sacrificio al dolor de Cristo. Pide al Señor de hacer nacer en tu corazón los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús. Ponte al pie de la cruz y permite que su sangre te lave. Y por sobre todo agradezca, pues yo estoy seguro que cuando Jesús estaba allí en la cruz, él se acordó de ti, de tu nombre, de tu historia, de tus problemas, y te amó hasta la última gota. Hoy acompaña a Jesús en su dolor, haga silencio, interior y exterior, deje que estos hechos te hablen. Repita cuanto pueda: “En tus llagas Señor, hazme nacer de nuevo.”

Sábado Santo – 23 de abril

Hoy la Iglesia nos invita a acompañar el silencio de María. Dice la tradición que al retirar el cuerpo de la cruz María lo recibió en sus brazos. Me imagino el dolor de esta madre. Me imagino cuantas preguntas en el silencio de su corazón. Aquel mismo Jesús que ella dio a la luz, que amamantó, que enseñó a caminar... ahora está de nuevo en sus brazos, pero ya no habla, ya no escucha, ya no ve, ya no siente nada. Ni mismo su corazón ya no late. María experimenta el silencio de Dios. También nosotros muchas veces hacemos una experiencia semejante. Parece que Dios no nos oye, no nos ve, no nos habla... A veces pasamos por momentos de dolor muy grandes, y nuestra vida se hace noche y parece que Dios ni se entera. Este es el momento de la fe. Tener fe cuando todo este bien, es fácil, o mejor ni se necesita tenerla, basta disfrutar. Sin embargo, tener fe, cuando se está en medio de la prueba, aun sin ver ninguna luz, es seguir confiando y esperando. Pues de lo profundo del corazón nace la certeza que Dios, si nos abandona en algunos momentos, es porque ya tiene preparado algo mucho mejor para después, y quiere ayudarnos a crecer, a abandonar una fe ingenua, a madurar en nuestra vida llevándonos a la plenitud. El silencio de Dios, fue acogido en el silencio de María. Como mujer de fe ella esperó en el Señor. Sabia que Dios en su momento si manifestaría. Así hasta las pruebas son ternura de Dios que nos quiere maduros y grandes en la fe. Por eso, hoy invita a María a pasar todo el día contigo. Jesús pidió al discípulo amado que la llevara a su casa. Hoy tú eres el discípulo amado de Jesús. Lleva María contigo. Habla con ella de tu experiencia de Dios (¿Quien es Dios para ti?) pregunte a María como es su experiencia de Dios (¿Quien es Dios para ella? Pídale que te cuente sus recuerdos.) Hable y escuche. Mantente en clima de recogimiento, como de quien está con la madre de un hombre que ayer fue muerto. Con ella, repita muchas veces: “Jesús, en vos confío y espero.” No te olvides de participar de la vigilia pascual.


Domingo – Pascua del Señor. – 24 de abril

“No se asusten. Ustedes buscan a Jesús Nazareno, el que fue crucificado. Resucitó, no está aquí.” (Mc 16, 1-8)

Después de toda esta semana intensa como no explotar de alegría con esta noticia. Cristo Resucitó. La vida venció a la muerte. Ni la muerte es más fuerte que Dios. La sepultura está vacía. María es toda alegría, no fue defraudada. Como también no será nadie de los que en él esperan. La resurrección de Cristo es la comprobación de: que su proyecto de amor y de servicio era correcto, y que vale la pena asumirlo; que perdonar a los demás aun cuando nos clavan es lo mejor para no cargar pesos en el corazón; que dar la otra mejilla no significa ser el perdedor; que amar y ayudar hasta a los enemigos no es ser un chiflado; que el cielo es el mejor lugar para guardar nuestros tesoros; que no necesitamos pisar en nadie para poder crecer; que lavar los pies de los demás espontáneamente no es perder la dignidad; que acoger a los pecadores y a las prostitutas no me contamina; que no juzgar o condenar a nadie no me hace un despistado; y en fin que el mal aun siendo fuerte no vencerá; pues solamente Jesús venció al mundo, y aquellos que están con él podrán participar de su victoria. ¡Felices Pascuas! Que Cristo Resucitado sea la luz de tu vida. ¡Paz y bien! Un fuerte abrazo, en el amor de Cristo que nos une. }Hno Mariosvaldo Florentino.

sábado, 9 de abril de 2011

¡¡ QUE BIEN NOS HACE ACERCARNOS AL SEÑOR!!









¡¡ Qué bueno es acercarse al Señor!!

Cada día se torna una inmensa necesidad, descubrir las respuestas a las tantas dificultades que se nos presentan en la vida, y al tener la voluntad de acercarse al Señor, vamos descubriendo las buenas nuevas que renuevan también el compromiso del alma para seguir caminando, a pesar de los problemas, en busca de lo que más anhela el hombre: su transformación interior, la que lo lleva a gozar del más preciado tesoro entregado por Cristo, cuando nos dice:"Mi paz os dejo mi paz os doy".

La voluntad, obedece al deseo. Si no hay deseo, la voluntad nos vence. Por eso que resulta significativo sacrificar horas del descanso para madrugar, levantarse más temprano incluso que en las obligaciones laborales de la semana, para acercarse al lugar de Gracias espirituales que nos regala el Santuario de la Mater, para vivir en el silencio o la alegría, en el recogimiento interior o en la explosión de las emociones del sano y buen humor , una jornada más de oración, de canto y reflexión. Todo ello es prueba fehaciente y verdadera que tenemos la voluntad. Y la voluntad es también la fuerza necesaria para el cambio.

El cambio es la dinámica de la vida. Cada día es nuevo, cada día con su propio afán y cada voluntad expresada en sacrificio nos lleva a un cambio. Tal vez no sea necesario querer cambiar al mundo si no cambiamos nosotros primero. Por ello que la Mater nos invita y nos acoge para transformarnos, en el interior de nuestro ser. Seguiremos gordos, flacos, jóvenes o viejos, altos o pequeños, canosos o con barbas, seguiremos siempre iguales por que así nacimos, con esas características físicas heredadas o adquiridas, da lo mismo, pero lo que va en el interior, en eso que llamamos espíritu en eso que es intangible, el alma, allí se va sembrando esa semilla del cambio, que es la muestra verdadera de que Dios actúa en el corazón del hombre. Cuando hay amistad pura, compartida, sincera, sin intereses, sin cuestionamientos, sin prejuicios, aflora el amor como respuesta a la necesidad de compartir, es esa virtud la que nos permite con un corazón limpio, estrecharnos como hermanos y sentir que Dios nos hace mejores, por que también tenemos la voluntad de vencer y de mejorar nuestras humanas debilidades.

Hoy día rezamos, cantamos, alabamos y adoramos a Dios y consagramos nuestro dia y nuestra semana a la Mater a través de la oración de consagración. ¡Qué bueno y hermoso resulta estar allí! Llegar muy temprano y divisar una tenue luz en el Santuario, para acercarse silenciosamente, con respeto, en una oscuridad casi invernal, con un cielo oscuro por las nubes, y encontrar en ese halo de luz a un hermano, Jorge, de rodillas pidiendo a Dios por sus propias intenciones. El hombre que inclina la cerviz y dobla la rodilla, recibe desde lo alto la cura para sanar el alma. Luego de llegar, estrechar a quienes no conocemos, preguntar el nombre a aquel que obviamos la semana pasada y descubrir que también es Jorge, y tratar de grabarse los nombres en la mente para no confundirnos mientras esperamos afanosos la llegada de Sergio, tan necesario para nuestras reflexiones descubriendo en el intertanto a Juan Moyano, "El viejo" según él, pero que con su actitud nos demuestra poseer un puro amor de niño a Dios, y cuya alegría, sencillez y bondad afloran por sus poros, sobretodo en la gratitud que siente cada dia de vivir y de alabar, de decir que el Señor ha extendido su mano personal, para arrastrarnos al Santuario dándonos la fuerza necesaria para comenzar allí una nueva mañana.

Encontrar a Luis, un hermano extranjero, que también tiene algo que decir y algo que aportar, que también abriga esperanzas de ser un mejor ciudadano, viviendo en tierra extraña y tratando de integrarse a una sociedad que a veces discrimina, pero que a los ojos de Dios y de Maria es muy bienvenido a nuestra casa. Encontrar a Alejandro hijo, que agradecido de las bondades de la Mater llega como representante de su padre, Alejandro Asalgado, que se encuentra en Santiago recién operado (y por el cual hemos ofrecido nuestras diarias oraciones), es una demostración de gratitud, de humildad y de fe, gratificante para todos. Orar por nuestros enfermos y pedir en el silencio también de mi alma por Diego, que también pasa por un mal momento y que está viviendo los dolores de la Pasión de Cristo. Pedir por la esposa de nuestro hermano Carlos López, Sarita Aliaga, pasa también por un delicado estado de salud pero que aceptan humildemente con la paz y tranquilidad de quienes sirven a Cristo. Pedir por todos los que no pudieron asistir, por aquellos impedidos de salud, por los presentes y los asusentes y por los Madrugadores de todo Chile.

Gracias Señor por traernos aqui, gracias a los nuevos hermanos que nos otorgan fuerzas y entusiasmo, para seguir creciendo en la fe, construyendo un hermoso cielo aqui en la tierra, tratando en todo de ser merecedores a la confianza de Jesús.

Gracias por quien se preocupó de levantarse más temprano para traernos el humilde pan como ofrenda de amistad, y compartir en un sencillo desayuno, los valores que nos unen como personas, como cristianos y como soñadores que blanden sus espadas de oración, para construir un mundo mejor.

Gracias Señor por este día. Danos otros y muchos más.