miércoles, 24 de marzo de 2021

MADRUGADAS VIRTUALES

 Ya llevamos un año de la declarada Pandemia mundial del COVID 19, que en nuestra comunidad de Madrugadores afectó  directamente a nuestro hermano Madrugador, José Merino ( Q.E.P.D.),  y  en otros grupos a matrimonios, como el de Nelson y Alejandra, que  afortunadamente se han recuperado junto a su familia y que  han seguido las normas protocolares de cuidados que se exigen por la autoridad sanitaria.

Se han perdido muchas ovejas en este tiempo, están todas agrupadas en familia, cuesta mucho entender en medio del temor y el dolor,  y sobretodo la incertidumbre que se vive en el hoy inmediato,  y desconocer  el tiempo que esto durará, habiendo ya algunas soluciones como vacunas que e se están aplicando,  al menos en forma óptima en nuestro país, pero que en otras latitudes aún no se concretan, creando situaciones de personas que viven aun sin esperanzas por el complejo sistema de distribución y aplicación.

Muchas familias  prefieren quedarse en sus casas que es lo menos que podemos hacer para combatir este mal de salud,  y estamos  viviendo  el gran salto de la tecnología moderna que nos ha permitido desde hace bastante tiempo  interactuar, sea con imágenes, comentarios, voces y encuentros  que nunca estuvieron en nuestros libros de la vida, ni menos esta nueva forma de vida que enfrentamos con  estadías prolongadas y tediosas en casa, tratando de emplear los tiempos en oraciones, en arreglos de casa, en mucha preocupación por el abastecimiento logístico,  y  en los cuidados de aquellos que deben trabajar y salir a enfrentar la vida, como así también aquellos que educan a través de las redes a sus alumnos, o los que hacen teletrabajo, y bien  complejo todo el sistema que vivimos, se nos suma el  deseo y la necesidad de compartir, de abrazarnos, de sentirnos uno en la Mater y su hijo y  en vivir nuestras vidas de laicos consagrados para  aprender mejor  los caminos y  seguir creciendo en este paso por la  tierra  hasta que nos toque la hora de la  partida inevitable, aunque queramos mucho la vida, nos espera otra vida mejor, la vida eterna, en la que confiamos como gran promesa del Padre y de su hijo Jesucristo. Nuestras Madrugadas han sido y siguen siendo emotivas, llenas de fe y compromiso, y a pesar de ser muy pocos los presentes estamos reuniéndonos periódicamente en poco número de personas,  pero llenos del mismo entusiasmo y fe para combatir nuestra propia soledad, tratando de fortalecernos mutuamente en  torno a María y sus discípulos. Nuestros encuentros virtuales tienen el mérito de haber partido del desconocimiento  total del empleo de las redes y allí han estado esos equipos anónimos de personas que como Carlos Flores, Pedrito Osses, Omar y otros , mas los apoyos de Claudio Jeria,  Juan Carlos Parra han permitido contar con esta plataforma  tan desconocida en nuestros  quehaceres de ayer, y  tan necesarios en el día de hoy, el famoso zoom y   otros grupos afines que permiten esas video conferencias y esos encuentros a la distancia. Así que junto con dar gracias a Dios por esa posibilidad cierta de orar y seguir viviendo nuestra fe en comunidad, también estamos sujetos en tiempo a las exigencias sanitarias y esperamos ya con el tiempo, que esto vaya mejorando en cuanto a seguridad y podamos alguna tarde reunirnos  en nuestro Santuario para vivir ese encuentro que nos permite  caminar en esta senda  de vida que nos enseña, nos educa y nos fortalece....Quisiera agradecer a todos quienes hacen los esfuerzos posibles  cada quince días y en especial la última Madrugada que por gestión de Jorge Fernández, nuestro madrugador radicado en Santiago, ha contactado y conectado con los hermanos del Santuario de Bellavista para hacer un grato encuentro virtual en que nos unimos, para rezar, implorar  y pedir a Dios por todos nosotros, en especial por Chile, que  deberá enfrentar en poco tiempo procesos de cambios políticos y que esperamos sean siempre mejores respetando la fe y la religiosidad y  enmarcando nuestro vivir en  niveles justos de  tolerancia y  de exigencia por  construir un mejor país. La Pandemia pudiera haber aportado algún cambio psicológico pero a veces viendo la realidad virtual del mundo y de nuestro propio entorno nos permite creer que  el egoísmo, la intolerancia y los antivalores han permanecido en  silencio  y es por ello que debemos seguir en el empeño de pedir la transformación a través de la oración y la confianza de que el Señor nos oirá y cambiará la mente de los que aun no desean un mundo mejor  para todos. Muchas tareas que cumplir,  mucho perdón, mucha exigencia y mucha tolerancia nos queda para dar el paso de la verdadera unión.

Un grato saludo y abrazos a mis hermanos Madrugadores.







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