viernes, 14 de abril de 2023

La Madrugada, mi Galilea (Octavio Galarce)

 He decidido conservar en este blog esta interesante reflexión de nuestro Madrugador Octavio Galarce, que recibiera un saludo del Papa en esta Pascua 2023, y  en especial una hermosa reflexión, de la cual también me permití opinar dado el significado que tiene esta reflexión en los tiempos de hoy en toda la Iglesia.

(Mensaje de Octavio Galarce en su facebook Madrugadores:)


SALUDO DE PASCUA DEL PAPA FRANCISCO
A LOS MADRUGADORES

Hoy lunes, a las 12.58 hrs. he recibido un saludo del Papa a los Madrugadores, que feliz les comparto.

Ayer, domingo de Pascua de Resurrección, a propósito de la homilía del Papa en la Vigilia Pascual, celebrada en Roma, la noche del sábado, escribí la reflexión que está más abajo: LA MADRUGADA, MI GALILEA. Las palabras del Papa no tienen desperdicio y me impactaron tanto que apenas me levanté me puse a escribir y publiqué lo que algunos ya han leído. Luego, me decidí a escribirle a nombre de todos nosotros, los Madrugadores (texto del mensaje más abajo), agradeciéndole sus palabras y del simbolismo existente en esta corriente de vida acerca “ir a Galilea” e “ir a madrugar cada 15 días”…

MENSAJE ENVIADO AL PAPA
Querido Papa Francisco, a nombre de Los Madrugadores le agradezco su referencia a "mi Galilea" en su homilía de la Pascua de Resurrección de este sábado recién pasado.

Para miles de hombres que participan en las madrugadas, en los 18 países en donde nos encontramos cada sábado, experimentan en ese espacio su regreso a "Galilea", lugar de su regreso a la Casa del Padre, luego de haber estado muy alejados de la Iglesia… Para otros tantos, la madrugada es volver al lugar en donde vuelven a tomar energías y se renuevan en su incondicional servicio a la Iglesia, especialmente en las periferias, no sólo físicas sino que también existenciales.

La madrugada nos permite experimentar la Gracia del Señor no sólo una vez al año, para Pascua, sino que cada vez que participamos de nuestros encuentros quincenales.

Rezamos por usted y juntos vamos, siempre, a nuestra Galilea, la madrugada. 

A continuación transcribo el hermoso mensaje de Octavio Galarce sobre el tema  que estamos conversando y que pertenece a su inspiración.

LA MADRUGADA, MI GALILEA (Octavio Galarce)
Hace un par de años atrás compartí con ustedes una breve reflexión sobre la invitación del Papa Francisco, en una homilía de Pascua de Resurrección, de “encontrarnos con El Resucitado en Galilea”. En esta celebración de la Vigilia Pascual de este sábado, nuevamente el Papa nos invita a dirigir nuestra mirada y a reflexionar acerca del significado que para nosotros debiera tener el volver nuevamente a Galilea.
Al leer las palabras del Papa pronunciadas en esta noche santa, me es imposible no pensar en personas muy concretas, madrugadores en distintas comunidades en Chile y en tantos otros países, para los cuales la experiencia y vivencia primera de la madrugada es su Galilea, histórica y quincenal… La madrugada ha sido el momento, la instancia, en donde todo ha vuelto a ser como era antes, antes de alejarme de los caminos que el Señor tenía preparado para mi y los míos. El Papa no los recuerda con estas palabras: “Para resurgir, para recomenzar, para retomar el camino, necesitamos volver siempre a Galilea; no al encuentro de un Jesús abstracto, ideal, sino a la memoria viva, a la memoria concreta y palpitante del primer encuentro con Él”.
En nuestras comunidades experimentamos en aquellos “compañeros de camino, de ruta” que el Señor nos regala, la fuerza y motivación para volver a comenzar cada día de nuevo, para volver al camino y lograr re-encendernos por la tarea y la misión.
Les invito a leer el extracto que les comparto de la homilía de este sábado pronunciada por el Papa Francisco y relacionemos la madrugada, ese espacio que nos regalamos cuando nos encontramos con los hermanos y con el Señor de mi vida e historia, cada sábado. Agradezcamos el tener la posibilidad de volver a “mi Galilea” tan frecuentemente (a lo menos dos veces al mes) para hacer memoria agradecida de todo lo que Dios nos ha regalado y sigue regalando.
“… ¿qué significa ir a Galilea? Dos cosas: por una parte, salir del encierro del Cenáculo para ir a la región habitada por las gentes (cf. Mt 4, 15), salir de lo escondido para abrirse a la misión, escapar del miedo para caminar hacia el futuro.
Por otra parte, esto es mucho mejor, significa volver a los orígenes, porque precisamente en Galilea había comenzado todo. Allí el Señor encontró y llamó por primera vez a los discípulos.
Por tanto, ir a Galilea significa volver a la gracia originaria; significa recuperar la memoria que regenera la esperanza, la “memoria del futuro” con la que hemos sido marcados por el Resucitado.
Esto es lo que realiza la Pascua del Señor: nos impulsa a ir hacia adelante, a superar el sentimiento de derrota, a quitar la piedra de los sepulcros en los que a menudo encerramos la esperanza, a mirar el futuro con confianza, porque Cristo resucitó y cambió el rumbo de la historia.
Pero, para hacer esto, la Pascua del Señor nos lleva a nuestro pasado de gracia, nos hace volver a Galilea, allí donde comenzó nuestra historia de amor con Jesús. Donde está la primera llamada.
Es decir, nos pide que revivamos ese momento, esa situación, esa experiencia en la que encontramos al Señor, sentimos su amor y recibimos una mirada nueva y luminosa sobre nosotros mismos, sobre la realidad, sobre el misterio de la vida.
Para resurgir, para recomenzar, para retomar el camino, necesitamos volver siempre a Galilea; no al encuentro de un Jesús abstracto, ideal, sino a la memoria viva, a la memoria concreta y palpitante del primer encuentro con Él. Sí, para caminar debemos recordar, para tener esperanza debemos alimentar la memoria.
Esta es la invitación: ¡recuerda y camina! Si recuperas el primer amor, el asombro y la alegría del encuentro con Dios, irás hacia adelante. Recuerda y camina. Recuerda y camina.
Recuerda tu Galilea y camina hacia tu Galilea. Es el “lugar” en el que conociste a Jesús en persona; donde Él para ti dejó de ser un personaje histórico como otros y se convirtió en la persona de la vida.
No es un Dios lejano, sino el Dios cercano, que te conoce mejor que nadie y te ama más que nadie. Hermano, hermana, haz memoria de Galilea, de tu Galilea; de tu llamada, de esa Palabra de Dios que en un preciso momento te habló justamente a ti; de esa experiencia fuerte en el Espíritu; de la alegría inmensa que sentiste al recibir el perdón sacramental en aquella confesión; de ese momento intenso e inolvidable de oración; de esa luz que se encendió dentro de ti y transformó tu vida; de ese encuentro, de esa peregrinación.
Cada uno de nosotros conoce dónde tuvo lugar su resurrección interior, ese momento inicial, fundante, que lo cambió todo. No podemos dejarlo en el pasado, el Resucitado nos invita a volver allí para celebrar la Pascua. Allí.
Recuerda tu Galilea, haz memoria, reavívala hoy. Vuelve a ese primer encuentro. Pregúntate cómo y cuándo sucedió; reconstruye el contexto, el tiempo y el lugar; vuelve a experimentar las emociones y las sensaciones; revive los colores y los sabores.
Porque cuando has olvidado ese primer amor, cuando has pasado por alto ese primer encuentro, ha comenzado a depositarse el polvo en tu corazón. Y experimentaste la tristeza y, como les ocurrió a los discípulos, todo parecía sin perspectiva, como si una piedra sellara la esperanza.
Pero hoy la fuerza de la Pascua nos invita a quitar las lápidas de la desilusión y la desconfianza. El Señor, experto en remover las piedras sepulcrales del pecado y del miedo, quiere iluminar tu memoria santa, tu recuerdo más hermoso, hacer actual el primer encuentro con Él. Recuerda y camina; regresa a Él, recupera la gracia de la resurrección de Dios en ti. Vuelve a Galilea, vuelve a tu Galilea.
Hermanos, hermanas, sigamos a Jesús en Galilea; encontremos y adorémoslo allí donde Él nos espera. Revivamos la belleza del momento en que, después de haberlo descubierto vivo, lo hemos proclamamos Señor de nuestra vida. Volvamos a Galilea, a la Galilea del primer amor. Que cada uno vuelva a su propia Galilea, la del primer encuentro, y resurjamos a una vida nueva”.



.......................................................................................................................................................................................................
Dado lo interesante del tema me permití también dar mi opinión y dejé estampada esta nota como comentario, créanme que me ha llegado al alma esta tremenda comparación tan necesaria para volver estos días a Galilea donde todo comenzó:


Carlos Garcia Banda
¡Qué reflexión más hermosa! y llena de sabiduría, que invita a reencontrarnos con la raíz de nuestra vida espiritual interior, en la persona de Jesús, en volver a los inicios, en dejar la comodidad del presente, la tibieza y seguridad de los espacios que ocupamos, las "importantes" funciones que desempeñamos, porque nos volvemos soberbios, vanidosos, queremos ser el centro de atención, somos floreros porque todo gira en torno a nosotros, entonces surge esa idea hermosa de volver a Galilea, donde todo comienza, con humildad, con redes sucias y manos que tejen esperanzas, con miradas de inquietud, de desconfianzas y dudas, pero con esa voluntad de dejar todo para seguir a Jesús y hacernos como Él nos invita, “pescadores de hombres”. Qué bueno recordarnos en este siglo presente que en Galilea comenzó “todo”, y que se renueva cada semana, cada día, en cada encuentro, y dejamos todo lo que somos, para sentirnos humildes, pequeños, apóstoles verdaderos, sin gran preparación intelectual, hasta ignorantes, pero llenos de ilusión pues allí está la verdadera forma de vivir lo que Cristo quiere de nosotros, allí está la luz de la verdad que tantas veces buscamos, allí queremos y debemos refugiarnos para sentirnos hermanados por tantas cosas que nos unen, y no esas condiciones humanas que muchas veces nos separan, esas “posiciones”, esas ideas de sentirnos indispensables, porque Dios nos ama como somos, mediocres en fe, ignorantes, incultos, pecaminosos, llenos de defectos, pero lo seguimos m con humildad al sentir que nos muestra la claridad de la vida y nos va regalando esas fuerzas que tanto necesitamos para ser sus seguidores verdaderos, sus apóstoles incondicionales, dispuestos a morir en el intento, porque es la única forma de alcanzar algún día la posibilidad cierta de la vida eterna, porque Cristo ha resucitado y nos muestra sus llagas, no para hacernos más crédulos o creyentes ni para apagar nuestras dudas de fe, sino para decirnos que seguimos con Él y aunque Él tenga que marcharse, lo seguiremos esperando para volver cada tarde, cada noche, cada amanecer a encontrarnos con su figura presente en nuestras almas y corazones.
Sean nuestros encuentros en ese espíritu que nos deja la reflexión maravillosa de un servidor humilde, que ha entendido cual es el camino y que sigue con su ejemplo e ímpetu todo lo que es la verdad y la vida, en esta corriente de vida que llevamos en el alma, como es la de los Madrugadores, que no es nuestra, sino de todos, y quizás nos falte alcanzar otras playas, otros puertos, otros escenarios, para encender a muchos corazones y puedan volver a sentir esa presencia de Cristo en el comienzo, en el principio, y podamos seguirlo hasta el fin de nuestras vidas no olvidando jamás que cada día podemos caminar con él, por esos páramos solitarios y hermosos, de sandalias sucias y de ansias, con hambre y con sed, pero con la optimista esperanza en que se gestó la vida del Maestro y que en esta hermosa reflexión nos lleva en un viaje que es y será siempre nuestra gran razón de ser y que debemos tomar como desafío personal y necesario para centrar nuestras vidas en Cristo, recomenzando siempre en ese nuevo caminar desde ese Santo lugar que Octavio Galarce ha tenido la genial visión de recordarnos, y llamarnos con su mensaje a esa Galilea de Jesús, donde podemos siempre recomenzar. Gracias por esta bella reflexión, que sin duda cambia toda la visión y perspectiva de Jesús en nuestras vidas de hoy. Cristo está siempre en el comienzo, y es hoy, el mismo de mañana y el de siempre. ¡¡Viva Cristo Resucitado!!






No hay comentarios: