jueves, 29 de diciembre de 2011

El ÚLTIMO JUEVES DEL AÑO:


He estado por escribir desde el lunes esta nota. Comencé con el “Último lunes”, al día siguiente el “Último martes”, ayer fue el mismo cuento y hoy nuevamente en lo mismo.
El tema parece simple si se trata de expresar qué se siente por vivir un último día de la semana de un año que se desliza lentamente por lo sumideros, al manantial del recuerdo con su propia historia.
Lo que aún nos ofrece el 2011, ya está consumido o consumado. No hay nada más que hacer. Se va definitivamente. Una última semana queda, que no podría tener ninguna consecuencia, por cuanto se desplaza rápidamente como la barca hacia el mar, y se perderá en pocos días de nuestra vista en la lejanía del horizonte, con los recuerdos buenos o malos, que son de absoluta apreciación personal, llevándose también en la cubierta, tantas cajas sin abrir, con cargas de ilusiones, proyectos, sueños, esperanzas y deseos, las que trataremos de traspasar voluntaria o involuntariamente, en un nuevo intento, a la nueva embarcación que llega reluciente y recién calafateada del nuevo 2012, que ya parte estibada con nuevos y personales embalajes.
Aquí me encuentro, como todos ustedes, esperando como siempre lo he hecho en tantos fines de año del más de medio siglo que he vivido. Se me apetece por lo tanto la libertad de brindarles, con respeto y caridad, un buen y sano consejo que debe ser tomado con la libertad personal de cada uno y que puede ser útil y necesario para mí.
Resultaría mejor y más cómodo - a mi modo de ver -, no llevar nada consigo en este nuevo viaje próximo a emprender. Tal vez una suficiente cuota de optimismo, bastante esperanzas, amor en abundancia y mucha caridad para comenzar, pero no recargar injustamente la nueva barca con aquello que no pudimos concretar en el viaje anterior. Esto nos evitará comenzar agitados y ansiosos este nuevo viaje.
Sugiero en cambio, dejarse llevar por la corriente de las aguas, disfrutando del sol y el paisaje, arrimándose a la nada misma, dejando que sea el viento que les guíe, sin descuidar por cierto lo necesario, como un buen bloqueador, un sombrero y una manta para enfrentar la noche, más aquello básico para la supervivencia.
Dejarse encantar por la marea y disfrutar del oleaje y las gaviotas, en la confianza que no habrá tormentas. Ese será el mejor principio para un nuevo año y el comienzo de un tiempo que les hará inmensamente feliz.
Un sabio de los que nos han dejado tantas cosas buenas para el pensamiento, en pocas palabras nos decía: Como nunca espero nada de nadie, soy inmensamente feliz.
Eso es motivo de otra profunda reflexión, pero en lo que a nosotros nos resta, en este último jueves de la última semana y del único y último 2011 que hemos vivido, es imperativo arrojar las penas y pesares por la borda, perdonar si ello fuera posible, aunque el principio cristiano fundamental es perdonar, humanamente nos cuesta, siendo bastante difícil arrancar los dolores del corazón, provocados por quienes nos han herido, traicionado o utilizado en la confianza. Siempre es bueno intentar ser mejores. Pedir esa fuerza necesaria que nos da la fe en Dios, para volver a comenzar, sin mirar atrás.
No esperar nada de nadie ni menos de aquello que desconocemos, ni siquiera de la vida. Tampoco esperar nada de un año que aún no vivimos, no conocemos y no proyectar nada que pueda truncar alguna falsa ilusión, procurando alcanzar los esquivos y sinuosos caminos de la paz y la felicidad, a veces tan cercanos, casi viviendo con nosotros mismos, sin lograr ver, sentir o disfrutar, por pura soberbia personal.
Dejar que la barca del año nuevo navegue con sus propios afanes y con la esperanza que alcance un puerto seguro, es parte de aquello que nos hará, al final de la travesía, suficientemente felices.
Bajo ese prisma de ver las cosas, aprovechemos la brisa marina que conduce tenuemente la barca por la vida, sin agitación, anhelos, ni falsas expectativas, por que es la única ruta que conduce en verdad, a la plena felicidad.
Un abrazo en la paz de Nuestro Señor y su Santísima Madre en este último jueves del año.

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