sábado, 12 de abril de 2008

ANTOFAGASTA: JORNADA DE ORACION











A las 03:00 hrs. de la noche desperté. El sistema nervioso no me tiene muy agradado en este último tiempo, así que domir poco o con sobresaltos, ha sido como la tónica de esta última semana. Creo que en parte es por culpa del stress laboral que todos tenemos y que a todos nos destruye poco a poco, aún cuando entendamos que el trabajar debe estar armonizado con el ser feliz. Hay situaciones puntuales y personales que a cada uno de diferente manera nos afectan. Lo mio es parte del "servicio".



De tal manera que a partir de esa hora me "entretuve" viendo páginas de Shoenstatt en la red. Sorpresas siempre van y vienen, y descubrí que en varias páginas, por interesantes y comprometido que uno se sienta de visitar, aparece un "letrerito" que dice: "Perdón, no estas autorizado para entrar"...Así que me dediqué a mirar fotitos de la última despedida del Padre Jaime, tomadas por Eduardo Ahumada en una galería de imágenes que encontré y disfruté por que esuve allí, en la misa y el almuerzo de despedida, aunque no salí (por que siempre las evito) en foto alguna. Lecturas, reflexiones encontradas por aquí y por allá. A las cinco de la mañana la ducha "militar", (cortita y económica) a pesar de mi amigdalitis, y me enfilé en el sufrido Kia Rio. (que anda ya como para mandarlo directo al fondo del "rio" o que, es tanto lo que rezo en él para que no se "panee" en plenos trayectos, que hasta "escucho" (dentro de mi triste y célebre sordera) que me canta, entre ruidos de latas y rodamientos defectuosos, la canción: "Me rio por que me rio....", por que "sabe" que mandarlo al taller mecánico, me dejará con bastante ausencia de sonrisas por unas cuantas semanas, entendiendo que "el auto es como un hijo" (¿ Quién lo dijo ?).



En todo caso, llegué como a las 5:30 hrs. ¡¡Esa si que fue madrugada!! y pese al frío de la mañana entré al Santuario donde la tibieza del ambiente de oraciíon y recogimiento me "heló" de emociones.



Efectivamente, un reducido grupo de damas y un jovencito, Ricardo, (pololo de mi amiga Marité), se encontraban muy despiertos orando en el Santuario de la Santísima Madre, después de haber pasado en una vigilia nocturna, con oraciones y cantos y voluntades alzadas al cielo, para celebrar con este contacto espiritual en el Santuario de las "Gracias", la tremenda "gracia" de haber permanecido durante 15 hermosos años el Santuario Cenáculo Puerta del Cielo en nuestra ciudad de Antofagasta, gracias a la voluntad de la Mater y el sueño de los que siempre en estas cosas son muy pocos, pero que con perseverancia triunfan, y que nos han permitido conocer y darnos la oportunidad a los que venimos llegando, para acercarnos a Jesús, acogidos por su propia Madre Maria.



Por eso que me senti tan pequeño en medio de esas apóstoles, tan valientes, que perdieron una noche de familia, una noche de descanso pero que ganaron un par de , de esas que conducen al cielo, rezando y orando por todos los que no pudimos ir.



Quisiéramos saludarlas, y decirles que su oración fue la que nos permitió dormir en paz en esta noche, y que hace mucha falta esa instancia en todas partes.Por ello que me sentí honrado el haber llegado al final de su retiro, y haber podido, juntos, entonar un par de canciones a nuestra querida Mater. Sé que muchos quisieron ir y no pudieron. La voluntad es lo que importa, pero la oración fue tan intensa y fuerte que nos dará fuerzas a todos para recibir este jueves que viene el cumpleaños numero 15 del Santuario en Antofagasta, esperando que sea una instancia bien concurrida, bien cantada, bien celebrada, pero especialmente "bien orada" gracias a los esfuerzos de personas como las que vi en esta mañana.



Un saludo a ustedes, y las fotitos de recuerdo, de esos rostros cansados, que son los que quiere el Señor, cansados de orar, cansados de pedir, cansados de abrigar esperanzas, pero sobretodo con una alegría que resalta a todas luces en sus miradas, diáfanas y claras como el agua, y que nos dicen que estuvieron esta noche muy cerquitas con María, en el cielo.
Las fotos fueron tomadas primero en el Santuario, en el final del retiro, y las otras en el merecido tecito con galletas de las seis de la mañana.

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