El hombre que
cantaba Salmos……
Dicen
que en la hora de presentarnos al Altísimo, tendremos que obligadamente rendir cuenta de nuestro “talentos”, otorgados
por el “dueño”de la viña a nuestra custodia, y como en el Evangelio eso está muy claramente expresado, debemos
tener la suficiente capacidad para aprovechar la existencia humana y multiplicar
con creces esos talentos a través de nuestras acciones, para así ser
fieles en lo poco, para complacer y aumentar los bienes entregados por el “patrón
del fundo”, a quien deberemos
obligadamente en cualquier momento, rendirle
cuentas.
Polo
Pirce, era un trabajador sencillo de la Viña. Esforzado como todo hombre proveniente
del campo, serio y bonachón, sufrido y
valiente, con penas en su corazón que quizás nunca dejó de llorar, pero con el
alma moldeada a golpes de yunque y martillo en las experiencias propias de su vida haciéndola de un temple de acero
inconfundible, en el que todo en él era
fortaleza, con mucho de dulces y amargos, de fortalezas y debilidades,
de pobrezas y riquezas, de risas y también de llantos, de recepción y entrega, de silenciosa sumisión
o justificada altanería, sin ser soberbio, con una
característica de ser un hombre de bien, servicial y entregado a todo lo que fuera desarrollar su
propia vida espiritual y la de su familia, siempre al alero del Santuario de Shoensttat de Antofagasta,
siendo – junto a su esposa, de esas personas que transforman en “signo” de toda organización religiosa y humana,
en la que impregnan su propio sello y actúan como seres que atraen, acogen,
aglutinan y se emplean con su forma de ser, para siempre tener la virtud de hermanar, de unir y de acoger, tarea
que destacaban su vida de matrimonio,
junto a su amada esposa Vicky, de la que
aprendió esa forma de servir, siendo ambos,
el equipo ideal tan necesario para encender en las vidas
interiores de las personas, el sentirse amados y acogidos, y en eso fueron siempre muy
unidos , diría en lenguaje familiar, “compinches” y de un generoso y valioso espíritu
para con todos aquellos, conocidos o desconocidos, que alguna vez se acercaban
tímidos o curiosos, entusiasmados o temerosos, buscando esa luz de paz y esperanzas
que, en la búsqueda que cada cual experimenta, va descubriendo en lo poco , en
lo sencillo, en lo que es de Dios, la Eterna riqueza.
En
eso me sentí - como muchos
a quienes tengo el gusto de conocer- , siempre acogido
en esas primeros instantes que pudimos conocer y vivir, cuando tímidamente nos acercamos a tan desconocido
lugar de oración como lo es el Santuario, por invitación de un oficial de ejército, a
enfrentar esa gran aventura de la fe, en
un lugar de acogida y transformación interior, como lo es el Santuario, y conociendo en esa intimidad de nuestro encuentro
espiritual con el amor de la Madre María, a ese grupo particular de hombres especiales, de toda condición,
que a oscuras caminan desde muy temprano
y de diferentes puntos de la ciudad, para encontrarnos ansiosos y llenos de
recogimiento en esa luz que nos esperaba siempre con la puerta
abierta y el Santísimo presente en
nuestras primeras Madrugadas.
Polo
era el de los que formaron las primeras legiones junto a otros destacados y
comprometidos varones de la familia de Shoensttat, de ese grupo de Madrugadores, eslabón
de gran atracción varonil para
llevarnos, a los “menos” comprometidos o ignorantes de la fe, a participar y
reorientar nuestras vidas espirituales
en esos grupos de varones, que se
deleitan orando y mientras el mundo duerme
y lo pájaros aun mueven sus plumajes en sus tibiezas, la proclamación de la Palabra en medio de los
amaneceres, se cubría de esa magia que solo conocen los que viven esa experiencia personal llamada
“Madrugada”.
Allí
Polo, cantaba con el pequeño coro que improvisábamos,
conforme a la asistencia, él era como el número seguro. Pero contando con su presencia, no era
importante contar con sofisticados instrumentos o algunas variedades musicales, que permitieran
una mejor audición y entrega de esos
dones del canto para alegría del Señor y
emoción de nuestra Madre, pues él
no requería ningún elemento extra que no fuera el de su propia voz de tenor,
cantando e improvisando sus melodiosos y
novedosos salmos.
No
recuerdo haber vivido mayores emociones, que oír cantar a Polo sus Salmos.
Si bien
poseía una bella voz que empleaba siempre con sencillez, timidez y “hasta quitado de bulla” en los
grupos corales del Santuario o en las grandes o pequeñas tareas en que la música debe estar presente como alimento del alma,
Polo caminaba silencioso y cansino por
el medio del salón directo al ambón. Tomaba el Misal Romano, leía para sí y en
silencio los versos correspondientes al “Salmo responsorial” del
día, y en breves segundos transformaba
esos versos del Libro Sagrado, en melodía, en canción, en tonos menores o
mayores, que solamente él podía ejecutar, y después de mínima pausa, nacían de su profunda alma,
esas notas ejecutadas con un vozarrón extraordinario, que inundaba los rincones del Santuario,
desde la capillita cercana al cerro, pasando por los parques y soleados páramos y traspasar los muros de los salones y quizás
llegar co su nota cantada al mismo cielo o a los mares cercanos, con ese
canto que era toda una dulce letanía
nacida del alma, y sin tener un rictus de esfuerzo, sin ninguna sensación
de inseguridad o titubear en su mensaje,
después de la Primera Lectura, Polo se
transformaba de hombre piadoso al “hombre que cantaba salmos”, pero no solo los cantaba, los encantaba
y eran sus sonidos y notas angelicales y
llegaban y crispaban los cabellos en ese
camino de las notas que se metían hasta el fondo de nuestras almas.
Después de esas pausas de su canto, una mirada serena y directa, para que desde el banco del canto rompiéramos el
silencio en un sentido Aleluya, que nos
llevaba inmediatamente a la escucha del Santo Evangelio del día.
Recuerdo alguna de
las tantas Madrugadas compartidas,
cuando Polo me regaló un “cassete” (estoy hablando de hace “mucho tiempo”) con
mis primeras canciones que me acompañarían por tanos años en la peregrinación y en nuestros encuentros
quincenales de oración o en los programados
encuentros semanales, cuando esperábamos ansiosos, en algún improvisado coro, que se presentara, como cada domingo a cumplir su misión, porque su voz, era la “carta segura” para
quienes tocábamos guitarra en las misas, y ya
con su presencia, se aseguraba una merecida y justa alabanza al Señor de
nuestras vidas.
Quizás haya muchas cosas que desconocí de Polo. Sé que fue parte del Matrimonio Coordinador alguna vez,
militante de la Familia de Matrimonios, permanente asistente a reuniones
y trabajos del Santuario, donde sin duda, también lo empujaba con otro ímpetu
de gran fortaleza, la muy querida ( y
por él muy amada), Vicky, aunque muchas veces
por su carácter, fuerte y dominante, claro y preciso, no fuera aceptada por nuestras propias falencias humanas y de generosidad
egoísta que tenemos los humanos. Pero él estaba allí, sentado en el
coro, preparando su “Salmo” ó su canto y acompañando las letras y sirviendo,
siempre decidido a ser útil, siempre comprometido, generoso y sumiso para estar atento a “multiplicar” los talentos
dados a su custodia, regalándonos la dulzura de su canto, proclamando el amor
del Señor en todas sus alabanzas.
Los próximos días estaremos extrañando su presencia en esos
encuentros de Madrugadas, ya muy acostumbrados a verlo en el banco cercano,
para apoyar todo lo que fuera canto, lecturas y alabanzas, y descubrir que ya hay otro espacio vacío de los
muchos que se han ido desocupando en el
Santuario, y que van enfriando las frescas mañanas de Madrugada, por esas
ausencias obligadas del corto paso del hombre por la vida, y ya conformando el
coro de. Madrugadores eternos junto a Mauricio, Julio, Diego, Emiliano, José ,
que cada día permanecen en nuestras oraciones.
Cuando
se presente al Altísimo a rendir cuentas de sus talentos, no solo llevará su libreta musical básica de Salmos,
sino todo el Libro Sagrado de los Salmos, que logró cantar, educar y contagiar
a nuestras comunidades, aumentando con esa acción, todos esos talentos, que son
ya en nosotros su gran riqueza, y el
pasaje bien asegurado para entrar defiitivaente al cielo.
Descansa
en paz, apreciado y recordado Polo Pirce.
Antofagasta, Fiesta de Reyes, 6 de Enero de 2022.
6 comentarios:
Charly, realmente extraordinario el elogio que haces de nuestro amigo Polo. Sabemos que está descansando junto a la Mater y su Hijo en el Schoenstatt eterno y a nosotros, los Madrugadores que aún quedamos, orar mucho por su familia.
Los ángeles te han recibido en el cielo al reencuentro con el Altísimo. Hasta pronto Polito
que la vasa del padre se llene de alegria al llegar su hijo. y nos de la paz a todos los MADRUGADORES que quwdaron triste por su paratida
Has regresado a la casa del Señor Polito .Que.los ángeles te reciban con júbilo y te lleven hacía el.paraíso donde tendrás vida eterna. Hasta pronto querido Polito nos volveremos a ver
Al termino de nuestro peregrinar 🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏.aquí en la Tierra
Polito, por ser el hombre que fuiste, nuestra Mater te tomará de la mano y te llevara a la presencia del Altísimo donde seguramente estarás feliz por toda la eternidad, te quiero amigo
Mater, presenta ante el Altísimo a tu hijo Polo Pirce 🙏🙏🙏
Madrugadores de Santo Domingo, V Región
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