Haber estado todos juntos, unos físicamente y otros espiritualmente por tareas de trabajo o temas de familia de estos agitados días de fin de año, unidos a nuestro hermano GERMÁN ACIARES(Q.E.P.D.), no solo ayer u hoy, sino en este largo proceso que se inició hace dos años con la muerte de su esposa Mónica Jofré, nos ha permitido comprender que la “Madrugada” no es solo orar, pedir y rezar y “tomar desayuno” como algo “agregado” por inercia. Eso de ser Madrugadores y unirnos en las “duras” y en las “maduras”, (muerte o asado, ambas extremas pero unidas por la amistad), es parte esencial de la corriente de vida que hemos decidido llevar y participar todos juntos, con desaciertos, con afinidades y hasta grandes desacuerdos entre nosotros, pero que se pueden superar solamente con esa virtud de la tolerancia, pero en esa ingrata hora de la inevitable partida, deben quedar todas las diferencias olvidadas en el más cercano cesto de basura y concurrir solamente con ese objetivo espiritual que nos une en torno a nuestra Madre María y a sus amado Hijo, nuestro hermano Jesús, y allí quizás podamos aprender con su ejemplo, bondad y Misericordia, ser mejores en medio de los acontecimientos de la vida. No somos nada de “buenos”, pero tratamos de serlo; todos tenemos nuestras trancas y complejos, de los buenos o de los malos, pero hemos estado unidos en el dolor, en la dificultad y también en la alegrías que son casi siempre lo mejor de nuestros encuentros.
Tengo grabados
correos y mensajes con Germán, en los que siempre pidió humildemente oración, compartiendo
sus dudas, inquietudes, dolores y sufrimiento,
pero nunca estuvo solo, en todo instante
rezamos en cadena por él, y debemos estar en absoluta PAZ, que es la misma paz que él vive en estos
momentos en este tránsito hacia el Señor de la Creación, y sabemos que él fue
un hombre dedicado y entregado a la Iglesia, Mariano por excelencia, se llenaba de emoción
y orgullo en esas Madrugadas que llegaba con sus atuendos de “guerrero”, polerón y gorro y ese deseo de estar allí, era
su mejor inicio de jornada temprana y nos demostró humildad, mucha capacidad de
oración y en ese sentido doblaba sus
rodillas con generosidad y nos daba ese ejemplo de confianza en la presencia del Señor en cada Eucaristía.
Aprendimos
mucho de Germán, era auténtico, expresaba lo que sentía con su rostro y
serenidad. Estaba compungido, triste y adolorido con la muerte de su esposa,
comenzó a bajar de peso, estaba muy afectado por la partida de Mónica y estuvimos
acompañándole en esas circunstancias, cantando, orando y compartiendo la vida y
la dolorosa despedida y apoyándolo en la
situación más dolorosa que pueda vivir un hombre.
Hoy,
hablando con los hijos, tratando de darles una palabra de aliento y decirles
que de verdad debían estar en paz por
que el "chinito" o el "peladito" como le decían sus amigos
más cercanos, definitivamente estaba
sufriendo emocionalmente por su enfermedad y
a pesar de querer vivir y querer salir
la voluntad del Señor marcó otro camino recibiendo ellos con
resignación ese designio del Padre Celestial.
Gracias,
muchas gracias a todos los que pudieron asistir, pero también gracias a todos
los que rezaron siempre en nuestras cadenas de oraciones, a Dagoberto que en los peores momentos de la
salud quebrantada de Germán, lo traía en su vehículo a rezar en tardes interminables
al Santuario. Gracias Dagoberto por ser el amigo sincero y leal, que estuvo
también muchas tardes rezando en la casa del enfermo, a su lado y en las oraciones
en el Santuario, en esas horas quietas que casi siempre está vacío, pero
que se llenaba de esperanzas y vivían
momentos de tanta intimidad con la Madre del Señor y su amado hijo a través de la resignada y piadosa oración.
Germán estuvo
siempre apegado a la Madre María, como esa madre que ama a sus hijos y entregado humildemente a la santa voluntad de Dios.
En su última
fotografía que nos enviara su hija, se
veía demacrado, triste. Le envié, a nombre de todos nosotros, un mensaje de ¡¡Animo
Germán!!, te necesitamos. Él lo leyó y sonrió pero la hija contestó por él y
nos dijo a todos ¡¡GRACIAS”” porque sabía que estábamos allí junto al Señor y a
sus ilusiones de seguir la vida.
Anoche
tuvimos una pequeña, simple pero significativa liturgia, teníamos poco
tiempo, venia el sacerdote a oficiar un acto espiritual importante, pero allí
estuvimos un grupo de hombres solidarios, representando a todo el Grupo de
Madrugadores, cantando y partimos
nuestro homenaje con lo que nos une cada 15 días el “Himno de los Madrugadores”,
y en sencillas palabras, Carlitos Flores, Pedro Osses y el canto mágico de Alex
y su hijo y quienes les hicimos compañía, nos dimos un gran abrazo de paz, en torno a Germán, lo que unió a la familia y rompió ese hielo natural que se produce en estas dolorosas circunstancias
en que es necesario inyectar la fe del Señor
en medio del dolor.
Cuando
ustedes se fueron, quedamos allí y mucha
gente quiso expresar lo hermoso de ese momento vivido que fue de todos nosotros
como regalo a nuestro querido Germán, sus hijos, Germán y Carla, expresaron su gratitud y sus palabras y llanto fueron de congoja pero también de
alegrías.
Hoy fue la Misa final de despedida.
No puedo
dejar de nombrar la dedicación y entrega del Sacerdote, que sembró de pétalos de
flores la entrada del templo, en ese pasillo que va hacia el altar y nos hizo
vivir una ceremonia Litúrgica llena de signos y gestos de amor que son dignos
de rescatar.
Algún Madrugador
se vio acompañado de su esposa, David y Gabriela, y eso nos obliga también a entender que si
bien nuestras Madrugadas son exclusivas de varones, nuestras esposas se
involucran pues saben que estamos allí bajo el alero de María creciendo,
entregando, sufriendo y apoyando y siendo humildes y serviciales como José, ese padre adoptivo de Jesús que nos regaló esa
entereza de hombres de bien.
Nunca
dejemos de ser constantes como Germán, que en los días de Semana Santa del año
pasado, venía entusiasmado después de su
jornada laboral, y traía de regalo cancioneros para que pudiéramos
orar cantando en esos trayectos propios del “Vía Crucis” apoyando y mostrando las letras y cantando a nuestro lado con mucha fuerza y afinación.
Era comprometido
con la acción de Madrugador servicial y generoso. En su comunidad las señoras y
varones comentaban su alegría de ir a
misa con polerón de Madrugador los domingos.
Cuántas veces nos leyó las lecturas bíblicas.
Cuántas veces estuvo transportando la Madre del Señor en esas procesiones del
Santuario. Tenía esa sonrisa oculta, quizás su mirada le daba ese carisma de
esta siempre en paz, y aprendimos de él su servicio y su capacidad espiritual de sentirse muy comprometido en la Eucaristía. Se inclinaba
y rezaba y sentía la presencia del Señor en su corazón, cosa que no a todos nos
ocurre, pues él era hombre de fe y entrega absoluta.
Aprendamos
de Germán él fue una buena persona.
Gracias Germán, pero también gracias a Dagoberto,
Pedro, Carlitos, los “Luis”, Juan, David, y todos los que estuvieron y están. Gracias a los que siempre en el silencio, por temas de
trabajo no pueden estar presentes pero se esfuerzan, rezan y aportan anónimamente para representar, en una humilde
corona, todo nuestro cariño al hermano que se ha ido.
Muchas
gracias.
Mañana es el
último día de este año 2023, comienza toda una nueva etapa, nuevos desafíos,
nuevos sueños, nuevas posibilidades y también
será, al amanecer del día 1, el primer día del resto de nuestras vidas,
y no sabemos qué nos depara el Señor en sus insondables caminos.
Germán y familia, les estrechan en un abrazo de gratitud por su generosidad.
Gracias
amigo por haber sido un hombre de bien,
que también peregrinó con la Madre a su hogar en medio de muchas dificultades.
Gracias por haber sido un hombre de bien que nos amó, que dio también todo su
ser por ese lugar santo del Santuario donde tratamos de vivir nuestra fe pese a
nuestras debilidades humanas, y muchas gracias a todos ustedes por su compromiso
y lealtad.
Descansa en
Paz estimado hermano Madrugador y te recordaremos siempre.
Tus hermanos
“Madrugadores”
Antofagasta,
30 de Diciembre de 2023.