jueves, 8 de diciembre de 2022

Gracias Madre Mía....


                                                    


Madre María:


Aquí estamos con nuestro corazón agradecido y lleno de legítimas emociones porque nos durante “este bello mes, consagrado a tu Gloria”, nos  regalaste el amor en abundancia, y una generosa acogida en tu Santuario,  el cual nos abrió sus “puertas del cielo”,  cada uno de los días transcurridos, con tanto compromiso y ternura, que pudimos vivir  con recogimiento, respeto y devoción, este  hermoso e inolvidable “Mes de María 2022” que hoy llega a su fin, quedándonos ´con esa  natural tristeza de que extrañaremos esos momentos tan íntimos de  oración y meditación de la vida de Jesús en el Santo Rosario,  y esa invisible  comunicación de espíritus, con  quienes tuvimos la feliz alegría de compartir cada tarde de esta primavera aún fresca y olorosa, acercando nuestras almas a los jardines del Señor, con tanta entrega, ejemplo y oración.  

Por eso que en el anochecer de este último día previo a la celebración de la solemnidad de  “Inmaculada Concepción”, con espíritu humilde y sincero, tus hijos, peregrinos y devotos,  desean agradecerte la oportunidad que nos diste de compartir todas estas  semanas,  (algunos días con justificadas ausencias),  con tanta gente  linda que permaneció “fiel en lo poco”, y con gran esfuerzo, asistiendo  con entusiasmo y sacrificio, para estar  muy cerca tuyo, y seguir en ese intento de cambiar el alma, buscando siempre el ser mejores, aprendiendo de tu humildad y tu  silencio, haciéndonos sentir que  a pesar de nuestras debilidades humanas en las que tampoco estamos  exentos de egoísmos y cómodas debilidades, hicimos lo necesario  a nuestro alcance para estar allí “postrados” a tus pies,  reconociendo nuestra débil pequeñez,  frente a tu dulce mirada,  que nos  regala siempre paz, y  aumenta nuestros deseos de  aprender de  Ti, para descubrir, esos caminos  que nos llevan  al feliz encuentro con tu amado hijo  Jesús.

Gracias por tanto Madre querida.

Nos vamos contentos pero nostálgicos; tristes, pero también alegres, pues hemos logrado con esas oraciones y tu cercanía, vivir la magia de sentirnos hermanados, valorando  a quienes también concurrieron a hacerte compañía en una comunidad viva de amor, donde cada cual quiso poner lo mejor de sí y vivir en plenitud este “Mes consagrado a Tu Gloria”, lo cual nos unió y nos mantendrá siempre dispuestos a seguir fortaleciendo nuestra fe y unidos también en diaria oración por los que no pudieron asistir, pero que mantuvieron  el firme propósito de estar conectados espiritualmente con ese lugar, donde cada día  las puertas del cielo se abrieron  y que permanecerán así todo el tiempo, para todos los que deseen  cruzar ese umbral y acercarse definitivamente a  recibir las Gracias espirituales de la acogida, la transformación interior y, finalmente, lo que viviremos desde hoy, nuestro propio envío apostólico  a los lugares que cada cual vive, y que  comienzan s siempre desde el seno de nuestras propias familias.

Gracias nuevamente por tanto Madre amada, a quien veneramos con cariño y queremos sentirnos siempre acogidos en tu maternal regazo, junto a Tu Hijo Jesús.

Tus Peregrinos y Misioneros.


















































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