El sábado 19 de marzo, a partir de las 07:00 hrs. dimos inicio a la tradicional "Madrugada" en el Santuario, en un día bastante oscuro y y con muchos nubarrones y dando inicio al mismo con el rezo del Santo Rosario.
Hace bastante tiempo que no vivíamos una madrugada de este estilo, siempre tan familiar y amistoso, donde tuvimos el gusto de contar con muchos Madrugadores (para el "tiempo de pandemia" que aun vivimos) encontrándonos con el grato saludo lejano de "puño" y dosificando las cremas gel con alcohol para prevenir contagios en un amanecer bastante oscuro y con muchos nubarrones.
Siempre es un agrado encontrarnos con aquellos que por un tiempo desaparecen y que por motivos de trabajo no pueden asistir, pero que a la primera posibilidad, allí están ofreciendo este sacrificio de agrado y de grata compañía y encuentro de oración.
Tuvimos el reintegro, después de varias ausencias de nuestro apreciado amigo Servando Armijo, que siempre tiene palabras de gran valor para ofrecer en los misterios del Rosario, y su especial carisma nos acompaña entregándonos muchas luces que nos hacen tanta falta y que nos nublan a veces la existencia. Sin duda que la Mater le inspira y sus ofrecimientos son siempre en la lógica del buen servicio y de la confianza en las cosas de Dios, para tener una vida siempre gratificante, en torno a la fe.
En los cantos de nuestros "coristas", Alex e hijo, que madrugan muy entusiastas y que llegan con sus aparatos elecrónicos y sus guitarras, y hasta un "bombo" para apoyo a sus canciones, y en esta oportunidad con cantos especiales de Cuaresma, también le dan ese "toque" de espiritualidad mágico a nuestros momentos de oración.
Un Madrugador de Coquimbo "(la tierra de los Viking V) "De Coquimbo soy, y vengo cantando"), el hermano Juan Francisco Núñez Álvarez, que está de paso en esta ciudad por trabajos y faenas que se ejecutan un poco más al norte, pero que recibimos con mucho cariño, invitado por nuestro coordinador Pedrito Osses y "especialmente" recomendado por Patricio Mora, Madrugador "Fundador", y que nos enviara tan gentilmente los datos para conectarlo e invitarlo.
No tuvimos Misa, pero hubo una hermosa Liturgia oficiada por el hermano Diàcono Antonio Ramos, que gentilmente nos asiste cuando n enmos la posibilidad de vivir la Santa Misa, y que siemre tiene tambièn un gran mensaje.
Don Antonio Ramos, para quienes no tiene el gusto de conocerle, es un "Parroquiano" que en sus tiempos de juventud hizo muchas obras y trabajó junto a su amada esposa y su familia en la Parroquia "Madre de Dios", junto al presbítero Sergio Neira.
Ordenado Diácono siempre ha tenido una especial disposición de servicio siendo su sencillez una gran característica que lo hace un servidor muy comprometido y también un ejemplo por su gran y buena educación y su espíritu solidario.
Nos unen lazos de mutuo respeto, más allá de su función pastoral, por cuanto Dn. Antonio Ramos, fue un gran militar, destacad siempre en el ámbito castrense por su seriedad y sentido de responsabilidad, un hombre generoso y de eficiencia profesional destacada y encargado de actividades de finanzas en su tiempos mozos en el Cuartel General de la I División de Ejército, donde quienes tuvimos el gusto de conocerlo, como nuestro "Superior", sabemos de la huella de profesionalismo ejemplar y de gran vocación a la Institución.
Una arista que no todos conocen: un gran deportista, Árbitro Profesional de Fútbol, diría yo, sin temor a estar equivocado, que ocupó en su tiempo la Presidencia de la Asociación de Árbitros de Antofagasta y lo veíamos siempre motivando a jóvenes deportistas locales, enseñándoles las virtudes del buen arbitraje y la dedicación a ese servicio "extra", de gran importancia deportiva y para nosotros un referente de caballerosidad, y sentido de ecuanimidad en todo lo que a deporte se refiere y en la preparación física e intelectual de sus compañeros, con quienes lo vimos tardes completas trotando por la costanera de Antofagasta en el sector de la Avenida Ejército y dictar clases magistrales de esta disciplina deportiva.
Así que, para nosotros los ex militares, y para todos nuestros hermanos Madrugadores, constituye también una razón de sano orgullo contar con este hombre, que en medio de tantos caminos de su vida, llenos de éxitos y emprendimientos, y porqué no decirlo ,con gran sufrimiento por haber experimentado la pérdida de su amada esposa, tiene esa humildad y aún esa gran valentía de Servir a Dios como Diácono Permanente, lo cual nos llena de satisfacción y nos enseña que el único camino real para la felicidad de la vida es ser y no tener y él es y sirve con mucho compromiso a su llamado interior como consagrado.
Durante el final de la liturgia, nos llegó al alma y corazón el testimonio tan humano de nuestro querido hermano Germán Aciares. Cada palabra de la que nos expresaba el dolor de la ausencia de su esposa, las que no cabe dudas que tomó también como suyas Dn. Antonio Ramos, el hermano Diácono, que vivió esa experiencia tan triste, nos llevó a todos a un especial silencio y de gran respeto por su valentía, sobretodo en el tema de su estado de salud, lo cual no habíamos tomado conocimiento hasta ayer, y que lo sometió a dolorosas operaciones y grandes ofrecimientos de su recuperación a nuestro Señor.
Los que estuvimos allí tenemos mucho que decir y aprender, pero su testimonio fue un gran regalo de humildad para nuestras soberbias, para nuestros orgullos y para comprender que el Señor está SIEMPRE con nosotros aún en los más grandes dolores que debemos enfrentar. A través de esta nota agradecemos la valentía de Germán y el respetuoso silencio de quienes vivimos ese momento tan personal de intimidad con nuestra Mater.
Los mejores testimonios son las fotos. La alegría del compartir, de rezar, la emoción de juntarnos y sentir que aun estamos en pie, recordando a los que han partido y rezando también por todas las injusticias del mundo en que vivimos, con aires de guerra, de destrucción y de egoísmos, es entonces cuando nos damos cuentas que es ahora cuando más tenemos que cobijarnos en Dios y creer que Él sigue siendo el dueño de la verdad, de la vida y de la existencia, y es por eso que al final, nos despedimos todos con esa satisfacción, llenos de paz y alegrías de haber asistido, "una vez más"...