sábado, 5 de diciembre de 2015

Inicio de Adviento y último Rosario del Alba 2015


El domingo recién pasado, comenzamos un nuevo tiempo litúrgico llamado el TIEMPO DE ADVIENTO, que no es otra cosa que el período en que preparamos nuestra alma y espíritu para recibir la llegada, simbólica por supuesto, de nuestro Salvador Jesucristo, el Mesías. Este tiempo es de preparación espiritual, es sentirnos un poco desolados pero esperanzados. Desolados por que en la reflexión del tiempo que vivimos, sentimos la ausencia del Salvador en nuestras vidas, y al sentirlo ausente, deseamos con todo el fervor y el amor prepararnos para recibirlo con cariño, cumpliendo rigurosamente en nuestros espíritus un proceso de purificación, en el que tenemos la fortuna de sentirnos acompañados de nuestra Santa Maria Virgen, quien permanece junto a nosotros en este tiempo de preparación en el cual caminamos el encuentro de su amado hijo, que nacerá pronto en Belén y que nos impulsará a tomar mejores caminos, a transformar nuestras almas y ser sus fervientes seguidores, no tanto en una piedad en la que seamos nosotros en forma individual quienes decidamos seguirle, sino que más bien, abriendo también el corazón para recibir a la comunidad en la cual nos desenvolvemos, para ser mejores ejemplos y testigos verdaderos de la virtud del amor en nuestras propias vidas. En la homilia del domingo de adviento, escuchamos de boca del sacerdote un mensaje tremendamente potente para nuestras vidas, al hablarnos de esas instancias de retiro espiritual de antaño que nos llevaban a reflexionar sobre "LA BUENA MUERTE"......Nos señalaba que debíamos vivir esa experiencia de vivir un último día de nuestras vidas, por supuesto que con todo el simbolismo de darnos cuenta que debemos en este supuesto "último día", ordenar el equipaje antes de partir, y colocar solamente lo suficiente, eliminando todo aquello que nos produce una carga innecesaria, y en ese arreglo del equipaje, considerar el perdón a aquellos que nos han ofendido, el olvido en aquellas situaciones que no nos dejan en paz y que tanto tormento nos ha causado, en ordenar todos nuestros bienes para los que quedan, y confiar que en esta nueva etapa de esta vida que supuestamente dejamos, podamos marchar en la paz y en la tranquilidad de encontrarnos con Dios en ese camino de luz que nos acoge y que nos permitirá finamente alcanzar la vida eterna. La "Buena Muerte", debe ser una acción diaria en nuestros días de la vida, por que "nadie sabe el día ni la hora!, y todos debemos estar SIEMPRE PREPARADOS para los designios del nuestro creador, que sabe perfectamente cual será nuestra hora, es decir nuestro último día, y marchemos confiados que todo nuestros bienes espirituales, serán nuestro único y real equipaje para el viaje final, y todo lo acumulado en riquezas y en bienes que muchas veces pensamos equivocadamente que eran necesarios, definitivamente se quedarán en esta tierra y mas temprano que tarde se convertirán junto a nuestros huesos en ese polvo que se diluirá en el tiempo y el espacio y será una brizna que correrá agitada entre las oleadas de los vientos. Este Adviento debe ser también un poco de eso, revivir con emoción el nacimiento del Salvador, y ordenar entonces nuestras vidas, para recibirlo como se merece, en una pesebre humilde, pero limpio, con nuestras almas llenas de calor y luz en el camino de propia Santidad para recibirlo y acogerlo y hasta acunarlo en nuestros brazos espirituales para sentirnos que verdaderamente somos también merecedores su confianza y amistad. HOy tuvimos el último Rosario del Alba de este "bendito mes" consagrado a la Gloria de Maria, y una especial oportunidad para rezar en comunidad, que es también la forma de crecer juntos para tomar este camino de la fe, y permitir con nuestro necesario ejemplo y acompañados con el amor de Maria, para cambiar y enmendar esos rumbos que nos alejan de Dios por nuestra soberbia, egoísmo, celos pastorales innecesarios, colocación de nuestros intereses personales por sobre los comunitarios, y todas esas situaciones vanas y mundanas que nos hacen muchas veces más terrenales que celestiales. Orar en familia nos hace bien. "HAGAMOS TRES CHOZAS Y QUEDÉMONOS AQUÍ"...., sería como la respuesta ideal, para no tener la oportunidad de enfermarnos de las cosas de la vida, y permanecer siempre contentos con la oración y la adoración a nuestro Maestro, pero no es eso lo que Dios quiere de nosotros. Todo lo contrario, busquemos la paz y la luz en el Santuario con la oración y la perseverancia y salgamos de allí a dar el mejor de nuestro testimonio para que con nuestra forma de ser podamos convencer y que las personas NOS PUEDAN CREER, porque no siempre somos verdaderos discípulos de Jesús, no siempre damos lo mejor, ni siquiera entre nosotros, con lo cual uno podría creerse el cuento de ser HERMANOS, de SER FAMILIA, de sentirnos todos una COMUNIDAD VIVA de amor, de solidaridad y de sacrificio, y de sinceros afectos, que el abrazo de saludos de hermanos pueda traspasar nuestra piel y llegar al corazón y no sentir en nuestras venas esa sangre fría que toca nuestra piel y que algunas veces nos parece más que una forma vana, que un gesto de amistad cristiana verdadera. Cada cual debe saber bien vual es su Misión, y mejorar nuestras debilidades para crecer en definitiva y sentir que este Adviento será para nuestras vidas, el mejor regalo que podamos recibir hoy, con la llegada de Jesús a nuestros corazones, para que viva por siempre entre nosotros y seamos en todo lo que nos toque vivir un verdadero ejemplo para nuestro amado prójimo que espera mucho de nosotros.

No hay comentarios: