Para nadie es un misterio las emociones y alegrías vividas en el Santuario el 18 de Octubre con motivo del inicio del año Jubilar, en el cual la familia de Shoenstatt se prepara espiritual y anímicamente para celebrar en este año toda una gama de actividades destinadas a peregrinar hacia el 2014, en los cien años del Movimiento de Shoenstatt, y en dos esperanzas fundamentales. Poder llegar a la celebración del 14 de Octubre del 2014 en el Santuario Original, en Alemania, y orar con mayor intensidad por la canonización del Padre Kentenich, aun desonocido, pero hombre fundamental en el nacimiento de este movimiento de nuestra Iglesia, y que ha dado tantos frutos espirituales, sobretodo en la idea de educar, de vivir la misión, y de permanecer unidos al Santuario como fuente permanente de Gracias, donde se ha instalado la Virgen como educadora de la fe, y como la primer apóstol que nos lleva a Jesús.
De allí entonces que la madrugada de hoy fue también especial, y a pesar de la ausencia de nuestros permanentes peregrinos, los cuales suponemos fueron a la Madrugada a la Capilla Militar, nos unimos en oración y compartimos la Santa Eucaristía con nuestro querido Capellán Hugo Cuevas, a quien ya extrañábamos en estos días de su ausencia, dando gracias a Dios por contar con ese privilegio de tener un sacerdote que nos orienta, nos guía y nos educa también con su ejemplo y enseñanzas del Evangelio.
Las palabras sobran. La Santa Misa celebrada en el Salón, fue nuestro mejor premio, unido al Rosario del Alba, el cual se nos hace una necesidad permanente.
Gracias a quienes se esforzaron para compartir esta madrugada.
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