viernes, 26 de julio de 2013

UNA GRACIA ESPECIAL EN EL 18 DE JULIO


No quiero dejar pasar esta grata oportunidad de compartir con ustedes la alegría especial que vivimos junto a un grupo de fieles del Santuario, damas y varones, en una Santa Eucaristía oficiada por el querido amigo y sacerdote R.P. José Sirvin, un "curita" de tantos años en la diócesis, que ha entregado tanto amor y compartido su fe, haciendo de este Chile que lo acogió desde tantos años, su patria adoptiva, sintiéndose siempre "un chileno más", y que vivió por largos años en los campamentos, inserto en las comunidades de los que más requieren ayuda, Evangelizando directamente a los pobres, y que gracias a sus sencillez, carisma y su lenguaje tan especial y coloquial, que conserva muy bien la fonética de su lengua originaria francesa y que sirve con gran entusiasmo a las tareas pastorales que la gente solicita y necesariamente requieren su presencia, ha logrado en consecuencia, ganarse el afecto y cariño de la gente de todo lugar. Como ustedes conocen y perfectamente saben, los días 18 de cada mes se realiza la tradicional "Misa de la Alianza", en que la Familia de Shoenstatt y la comunidad, renueva su promesa de amor a la Santísima Madre María, en su advocación de "Maria de Shoenstatt", participando activamente en la Eucaristía que se organiza cada 18 a las 20:00 hrs. en el Salón "Teresita de los Andes". Como hay un gran número de personas que por su estado de salud, no pueden asistir en esos horarios de baja temperatura, a partir de este 18 de Julio, se ha formado una comunidad especial, que reúne a las personas y familias que desean compartir esa Misa de Alianza en un horario diferente, y que en su mayoría pasan por momentos delicados de salud, siendo esta una gran oportunidad para concurrir y rezar en el Santuario junto a la comunidad, y seguir sintiéndose parte de la familia que es acogida siempre en ese lugar de bendiciones. En lo estrictamente pastoral, es una gran iniciativa, e invita también a entusiasmar a quienes pasan por momentos delicados de salud, a recibir en esa Santa Misa los santos Óleos que son la esencia de la Gracia de Dios para dar paso a una pronta mejoria, constituyéndose en un Sacramento permanente de nuestra Iglesia y en la cual todos podemos recibir esa muestra del inmenso amor de Dios hacia nosotros. En esa Santa Unción, que en definitiva es con fines de mejoramiento de nuestra condición de enfermos, y también un verdadero escudo frente a la debilidad de la enfermedad, es necesario ungirnos con el óleo santo para permitirnos impermeabilizarnos frente al dolor, al sufrimiento, manteniendo nuestra permanente esperanza de recuperación y mejoría y vivir esas etapas propias de la edad, con alegría, con entusiasmo, con amor y con la permanente esperanza,única forma de vivir con las cargas del dolor de la enfermedad, pero siempre optimistas.

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