lunes, 30 de junio de 2025

Un brote verde de esperanzas

 


              Un brote verde de esperanzas para todos…

              Hace algunas semanas atrás, un domingo, al día siguiente de las exequias del querido Papa Francisco que se realizaron en Roma el 27 de Abril de 2025,  la familia del Santuario de Shoenstatt Antofagasta, participó en un memorable acto: Plantar un árbol   en homenaje al Papa Francisco,  lo que reunió a niños, jóvenes, damas y varones  adultos dando un marco de realce a  la sencillez de este simple acto, del cual nunca se sabe si perdurará en el tiempo por los  muchos factores que puedan afectar al crecimiento, mantenimiento y esas  desconocidos factores que son también destinos del presente y también del futuro.

              En otra circunstancia,  dos meses exactamente, el  viernes 27 de Junio recién pasado, en una visita de personal fiscalizador de la CONAF, que donaron el arbolito para esa ocasión, se acercaron entre otras cosas, para comprobar  el estado de conservación de la especie, y ¡Vaya Dios mío!,  nos sorprendimos todos, del “primer brote verde” de esta nueva especie y que causó satisfacción y  agrado a las visitas y  en nosotros, los que estuvimos a nombre de todos ustedes,  y que vibramos  con ese sentimiento de esperanza, de futuro, de mañana   que nos pudo regalar ese  nuevo brotecito  nacido ya en el propio Santuario y que  proyectándose vigoroso desde ese frágil tronco, criado delicadamente en el  Vivero respectivo, ha encontrado hoy, en medio de  esa paz que regala el lugar que muchos suelen llamar con gran apego como “ terruño”,   con la preocupación  de su regadío y con  las raíces que  ya comienzan a extenderse buscando la humedad en las arenas de la  oscuridad bebiendo los nutrientes de la tierra,  adueñándose del abonado terreno y la frescura del milagro  de la vida que les da el agua,  para mostrarnos que su lucha por la subsistencia  ha comenzado con fuerza, con  optimismo, con deseos de florecer y quedarse allí en ese lugar donde se respira en la intimidad de la oración personal, esos susurros del viento,  esas voces  de los ángeles que se pasean en las corrientes de aire que  nos encuentran cada día, y  sin duda,  ese pequeño signo, esa muestra  de la naturaleza como respuesta al cuidado  de quienes tienen la tarea de proteger,  cuidar y  cultivar la áreas verdes que tanto cuesta mantener, nos  demuestran  el poder  del amor, la fuerza del querer crecer, la vitalidad con que  en medio de los arenales, solamente con agua, con tierra abonada y con  esa  voluntad de no dejarse vencer por esa naturaleza quizás inhóspita, nos invita al recogimiento, al encuentro  con nuestra fe en esos momentos que cada cual encuentra para llegar a ese lugar  a disfrutar de la paz y el mejor regalo de la vida, el amor de María, la Madre que nos acoge y su  amado hijo que se mece  confiado en su regazo.

              Ojalá que ese “brotecito”  en el tiempo, se transforme en una frondosa rama, en una muestra de que  juntos  siempre podemos más y   sea quizás mañana, cuando ya no estemos en esta vida,  el brazo amoroso que acoja a algún nido seguro, donde  las aves  que alegran las mañanas canten sus alabanzas al Señor, en especial en esos inolvidables amaneceres que sorprenden siempre, en medio de  las oraciones que cada cual ofrece en ese Santuario , y que nos permiten crecer, dentro de nuestras tan imperfectas vidas, para ir siendo cada día mejores,  y entendiendo que es la única forma de fortalecernos en nuestras debilidades, y egoísmos tan propios de nuestra imperfecta condición humana.

              Un brote verde de esperanzas que nos trae sueños de un mejor mañana para todos…