Jorge Valdivia, el amigo y hermano Cursillista de muchos años.
Hace más de tres
décadas, y algo más, que compartimos vivencias y experiencias de esos
maravillosos encuentros que se llaman
"Cursillos de Cristiandad" y que nos llevan a compartir en el cada
día de la vida, lo "fundamental cristiano".
Hay mucho de
común en la forma de compartir y disfrutar
de nuestras Madrugadas con Jorge y mis hermanos Madrugadores, y con el
gran y no disimulado orgullo y
satisfacción de papá, de contar como sacerdote
que guía nuestro caminar de Peregrinos, el Padre Marcelo Valdivia, hijo de
Jorge y nuestra querida Dirigente de Cursillos, Rectora y Profesora Base en
múltiples oportunidades en esos equipos de trabajo que se organizan para el
Señor, la Sra. Cecilia Gallardo, a quienes divisamos con esa alegría de padres felices
con sus hijos, en la reciente Eucaristía en la que asumió Marcelo Valdivia como
Párroco de la Parroquia “Nuestra Señora
de Guadalupe", con una solemne Eucaristía oficiada por Monseñor Ignacio Duccasse, el recién pasado sábado 18
de Marzo.
Jorge Valdivia es, fue y será siempre un referente de ser un Apóstol
del Señor, y lo demostró con su vida, con su servicio, con su voluntad y en esa entrega generosa de esos tiempos tan difíciles en que hablar
de Jesús era cosa casi oculta, casi como los tiempos de hoy que hablar de Jesús
es estar en el bando de los que no estamos de acuerdo con la con la forma totalitaria de llevar la sociedad,
la cual se ha encarado metódicamente en sacar poco a poco a Dios de la vida,
relegándolo a los rincones y ocultando
su presencia en esas corrientes ideológicas que denostan al Cristianismo, que
lo persiguen y lo ocultan pues es más fácil vivir sin Dios ni ley que
permanecer en esos caminos tortuosos y difíciles,
pero no exentos de felicidad que nos regala Cristo en su camino.
Guardo de esas experiencias
de “Cursillo” con mi hermano Jorge, el
mensaje permanente de su entrega, pero hay algo que no olvidaré jamás: LAS BIENAVENTURANZAS.
Tenía una
capacidad extraordinaria de aprenderse de un cursillo 50 nombres fácilmente y
en pocos días conocer de la vida de todos y cada uno de quienes iniciábamos nuestra
vida de cristianos gracias a esta inspiración del Espíritu Santo que ha transformado
tantas vidas, llevándolas de los oscuros mundos de la ignorancia, a un mundo
radiante como el arco iris de colores, que nos muestran esa otra fase de la
vida que nunca logramos entender, si no tenemos a Cristo en nuestros corazones.
Y Jorge tenía
esa virtud. Nos conocía, nos apreciaba de corazón, veía en nuestras miradas la necesidad de
Dios, la ausencia de Jesús, y descubría
con su palabra y su amistad, nuestras fortalezas y debilidades. Era un
dirigente cristiano inspirado por Cristo y al servicio de Cristo y era el mismo
Cristo que nos amaba con sus abrazos fraternales y sus consejos de amor y servicio
en esas hermosas y únicas Bienaventuranzas
que nos entregaba en esos días finales de los encuentros de Cursillo, cuando ya
el alma recién comienza a sentir que la presencia de Dios se refleja tibia y
maravillosa en nuestros corazones y sus palabras y amor expresado en sus oraciones directas a nuestra mente
provocaba esa mágica apertura que se dibujaba entre lágrimas y emociones, pues sentíamos la presencia del Señor entre nosotros
y esa llama del Espíritu Santo de Pentecostés quemaba el alma y la mente y sentíamos que la felicidad al final llegaba a
nuestros tristes y dolientes corazones y a la tristeza acumulada en nuestras duras
almas, muchas veces cerradas por las contingencias de la vida diaria y no nos permitían sacarnos esos nubarrones
que opacaban el sol de la vida y ocultaban
de nuestras vida esos cielos diáfanos y pintados de colores que son otra
realidad del duro mundo de la vida.
Esa es mi percepción.
Sé que él estará contento en este, su Quinto
Día, que así llamamos, pues es el día del Encuentro con el Señor y con la vida
y por ese ideal trabajamos tantos años enfrentados a tantas incomprensiones, a
tantos dolores, a tantos rechazos e incomprensiones, pero que nos permitieron
encontrarnos con nosotros mismos y aceptamos con nuestras penas y dificultades abrir
nuestro interior para encontrar el
verdadero camino a la felicidad y Jorge
Valdivia fue un Apóstol al Servicio de
la causa del amor, sereno, pero también humano, pero profundamente convencido
de que la vida al servicio de Señor podría
costarle la vida. En una charla de esas
que conocemos los Cursillistas decía: “Y
SEGUIREMOS TRABAJANDO SIEMPRE CON, POR Y PARA DIOS, POR EL ENCUENTRO DE
LOS HOMBRES CON JESÚS, ASÍ NOS CUESTE LA VIDA”….
Estuvimos desde
un tiempo cobijándonos en el Alero del Santuario,
viviendo esa etapa especial de acercamiento a María , Nuestra Madre, a vivir también la oración, el encuentro y la
armonía de quienes sentimos que el amor
de cristianos, nunca muere más aun si nos cobijamos en el manto y el alero de
María.
Y allí logramos nuevamente encendernos de la luz de Cristo,
pero ya en una etapa distinta con mayor edad, quizás no con tanto ímpetu, pero
aun mostrando nuestra caridad, nuestro amor y el compromiso adquirido de por
vida en el Santo Servicio.
Hay muchas cosas que decir.
El sábado 18 de Junio, que es el Día de la Alianza
de Amor con María y que se celebra en los ámbitos de Schoenstatt con gran devoción
y alegría, estuvimos en ese gran evento de nombramiento de Párroco de uno de
sus hijos, Marcelo. Lo vi radiante de luz, contento junto a su esposa. Le dije
en tono de broma y cariño: “Te chorrea la felicidad”, agregando luego, un tema
que explicaré más adelante referido a un
rescate de un elemento usado en los
Cursillos y que fuera consumido y
consumado con el fuego de un triste incendio la madrugada del 6 o 7 de Junio en
la Casa de Retiros “San José”.
Estamos en
proceso de restauración de dicho elemento que fue siempre la “Casa del Señor” y
que precisamente en los tiempos de Jorge Valdivia, fuera donado al Movimiento
habiéndose realizado en esa oportunidad una hermosa procesión en esa casa de retiro que usábamos los cursillistas
de la calle Eduardo Lefort y fue Jorge, más sus hijos, quienes llevaron el Santísimo, fabricado por un artesano de mejillones en
con material de acero inoxidable, y colocado en esa Capillita en la que frecuentemente
uno llegaba a inclinarse en el Santísimo
a orar.
Y cuando supo de
la desgracia del incendio, conversando en esas visitas que tuvimos en esos
encuentros en la Parroquia “La Merced”, donde era Párroco su hijo Mauricio, me decía:
“Con Mauricio y Marcelo, eran pequeñitos cuando ellos me acompañaron en esa misión de dejar el Santísimo en esa
sala de Adoración de la Casa que tenía el Arzobispado atrás del hospital, y que en la entrada tenía
esa Imagen de la “Virgen de Lourdes” que hoy se encuentra también en la Casa de
Retiro San José.
Esa tarde del 18
de Junio, le dije lleno de alegría: “Prepara el discurso de la historia del
Sagrario, pues ya estamos en tierra derecha y en poco tiempo más lo tendremos
en condiciones de entregar restaurado al
Secretariado, como donativo, y en
eso debes estar tú y tus hijos y esposa, para nuevamente presidir la procesión de
esta segunda oportunidad que nos regala la vida para seguir evangelizando a
través de los Cursillos.”
Y en eso “quedamos”.....
(Fotos tomadas por el hermano "Chepo" Sepúlveda)
(Otras fotos de mis archivos)
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