Estas madrugadas han sido de verdadero desafío porque con el cambio de horario tenemos una noche que se ha extendido más de la cuenta y nos ha sorprendido con un manto oscuro que dura hasta pasado las ocho de la mañana, coa nunca vista en nuestra ciudad. Pero lo más importante es que a esa hora, ya están los varones, unidos bajo el alero del Santuario, orando a la Virgen el Rosario del Alba y esperando con tanta ansiedad la santa eucaristía, alimento tan vital para la vida espiritual de todos nosotros.
Después de varias ausencias por enfermedad, me sentí muy feli de compartir con mis hermanos y comprobar un gran número de jóvenes madrugadores, agradeciendo a la Mater por su convocatoria y el deseo de seguir creciendo cada día como grupo pero sobretodo fortaleciendo nuestra fe y amistad.
Las fotos se agradecen y se publican para testimonio de recuerdoy como crónica de esta fría madrugada.
